No hay nada tan fuerte, ni tan demoledor, como el deseo. Si en su anterior disco, “Any Human Friend”, Marika Hackman se tendía a los brazos de su cara más melosa, en su retorno, cuatro años después –sin contar su álbum pandémico de covers–, en “Big Sigh”, la británica nos muestra, en sus propias palabras su trabajo más duro, su cara más oscura. A través de diez cortes desnuda de la manera más cruda todo su interior y como la aceptación del dolor, la tristeza y el malestar le lleva a un punto de liberación.
A través de un viaje introspectivo, cargado de nostalgia algo masoquista, la multiinstrumentista nos presenta un recopilatorio de baladas, reminiscencias folk, temas indie-rock frenético de ciudad y alguna trompeta y violín colocados de manera impecable. Delicado e impactante a partes iguales, parece danzar en el dolor. Por ejemplo, “Hanging” es una clara muestra de como una balada puede funcionar para mostrar el aislamiento, y la culpa inconsolable, que siente uno al encontrarse en una relación frustrada (“Well I must’ve done something to deserve to feel this sad”). Y al mismo tiempo, su crescendo final noventero, se siente como una especie de luz al final del túnel (“Yeah, you were a part of me I'm so relieved it hurts”).
Pero también encontramos grandes flashes de pasión en el envolvente tema “Slime”, de todas quizás la más vibrante y animada, donde relata la pérdida de uno mismo al enamorarnos, como nos descomponemos y deshacemos al entregarnos al deseo. Y en contraposición está la frenética “to do list” de “No Caffeine”, su tema más pop, en el que intenta alejarse de una relación abusiva de la manera más propia de la sociedad del estímulo: no parando ni un solo segundo a pensarlo. También destacan por su virtuosismo instrumental “The Lonely House”, una canción únicamente a piano, o la hipnótica “Vitamins”.
En “Big Sigh” Marika Hackman pone en palabras aquella nube de pensamiento que tantas veces nos empaña la mirada de manera individual. Al tratarse de un disco tan personal funciona de manera universal y de espejo para muchos. Un disco perfecto para decir aquello que no puedes verbalizar cuando el deseo te destruye y empezar así a recomponerse de nuevo.
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