Es toda una evidencia que el indie-pop más guitarrero está viviendo una década de fuerte revitalización gracias a un buen número de cantautoras con voz firme, moderna y muy ajustadas al tiempo que nos ha tocado vivir. Este año hay un ejemplo meridiano materializado en el disco de Boygenius, es decir, de la unión de tres aguerridas mujeres, con excelente carrera propia, como son Phoebe Bridgers, Lucy Dacus y Julien Baker. Pero tampoco podemos olvidar otros nombres que ya empiezan a atesorar unos cuantos discos en su haber como Sharon Van Etten, Courtney Barnett, Hand Habits, Caroline Rose, Adrianne Lenker o Soccer Mommy, entre muchas otras. Pues bien, ya va siendo hora de anotar a Margaret Glaspy en esa misma lista. Su tercer álbum confirma por fin lo que ya había apuntado con anterioridad, pero sin ninguna fisura. Con las dosis justas de emoción, sensibilidad, ternura, fiereza y fuerza en función del tema.
“Echo The Diamond” es un álbum muy completo. Un disco en el que la autora se olvida de su soleada california natal y se sumerge en las calles de Nueva York, su ciudad de acogida. Pero sobre todo es un trabajo que atesora canciones con un enganche melódico enorme, a pesar de su simplicidad en la ejecución. Sin arreglos ampulosos, sin cachivaches electrónicos. Tan solo la pureza de la voz de Margaret Glaspy, guitarra, bajo y batería. Finito. Así nos entrega temas tan emocionantes como “Get Back” que atesora frases certeras como: "When you're dripping in your privilege, you don't know the difference between what you want and what you need.” Touché. Es justo por reflexiones como estas por las que afirmaba al principio que, este ejército de cantautoras, están sujetas a la época en la que viven. Preocupadas por el devenir de la sociedad y el mundo. Y lo pueden hacer con la misma rabia que demuestra Margaret en “Female Brain”, pero también con una dulzura y epatante sensibilidad como la que despliega en “Memories”. La canción más emocionante del lote junto a “My Eyes”, donde la voz de nuestra protagonista adquiere la capacidad de actuar como un bálsamo tranquilizador, cuando nos pide que la miremos a los ojos porque vamos a estar bien.
“Echo The Diamond” es un álbum que emociona tanto en su primera parte más guitarrera y áspera, como en su segunda mitad donde Margaret Glaspy se muestra mas apocada y reflexiva. Ambos registros los domina con la precisión de la artesana que sabe tocar la fibra del oyente y capturar su atención. Así que anotad su nombre porque esto parece el principio de una bonita amistad.
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