¿Qué les pasa a los ingleses?. ¿Acaso se han vuelto locos como sus vacas? Tras el empache de populismo barato con el que han invadido nuestros hogares por la muerte de la princesa de la triste mirada, Rosa de Inglaterra; ahora les da el punto de encumbrar a Ocean Colour Scene a lo más alto de lo más alto y van y se quedan tan anchos. Lo de Oasis, nadie lo puede negar, es revivalismo barato convenientemente maquillado para alcanzar los charts, pero lo de los Ocean ya no tiene explicación.
Y no la tiene por que ellos no dejan de ser una banda de esas que uno aprecia por su anacronismo romántico y desfasado y sobre todo por lo minoritaria, a priori, de su propuesta. Recurrir al sonido "sixtie" de los Beatles, Bob Dylan, Faces, Byrds o Kinks, es algo muy manido en la actualidad, pero no cabe duda de que ellos lo hacen con un halo de misterio y originalidad que recubre unas melodías que son muy perjudiciales para la salud por su paroxismo aditivo. Melodías que conforman este nuevo pedazo de disco en el que todo encaja a la perfección: desde la vitalidad de "Travellers Tune", al romanticismo de "Spark and Cindy" o el elegante broche final de "It´s A Beautiful Thing". Un total de trece joyas del pop británico que, pese a no ofrecer nada nuevo bajo el sol, se unen al nuevo trabajo de su mentor, el incombustible Paul Weller, para confirmar que eso que algunos llaman brit-pop goza de una salud estupenda y no precisamente gracias a los más jóvenes.
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