Lifeblood 20
DiscosManic Street Preachers

Lifeblood 20

7 / 10
Raúl Julián — 23-05-2024
Empresa — Sony Music
Género — Indie pop

La generosísima trayectoria de Manic Street Preachers podría segmentarse en tres hipotéticas partes. La primera, aquella de vena y contenido más explícitamente punk que copó los tres primeros trabajos del combo, con Richey Edwards todavía en la banda ejerciendo como letrista y bajista. La segunda sería la acontecida tras la desaparición (no resuelta) de éste y la reinvención de James Dean Bradfield, Nicky Wire y Sean Moore como trío. Fue entonces cuando viraron hacia un indie-pop que ya no abandonarían, en base al que cosecharían sus mayores éxitos coincidiendo con el apogeo del Britpop. Un movimiento denostado por los galeses desde un punto de vista político, pero en el que su nueva faceta encajaba estilísticamente como anillo al dedo.

Fueron los tiempos de “Everything Must Go” (Sony, 96),This Is My Truth Tell Me Yours (Sony, 98) e incluso “Know Your Enemy” (Sony, 01), ejerciendo como bisagra hacia la tercera (y última) etapa. Un periplo que bien podría haber comenzado con esta obra que ahora cumple dos décadas y que, rebautizada sin tapujos como “Lifeblood 20”, resulta relanzada en una jugosa reedición en formato de disco-libro, con tres compactos entre los que se incluye el elepé original y buenas dosis de material extra. El que hacía séptimo álbum en la trayectoria de Manic Street Preachers podía considerarse también punto de partida hacia la etapa madura de la formación, enfrascados sin remisión en una carrera que, desde entonces, ha dejado otras siete entregas posicionadas en torno a lo aceptable, pero sin duda alejadas de la pegada de antaño.

Co-producido por Tony Visconti, “Lifeblood” era (y es), en cualquier caso, un buen álbum de Manic Street Preachers, con el combo apurando la presencia de sintetizadores (en un acercamiento al synth-pop) y mayoría de dianas entre sus doce piezas, con la impronta incorruptible y (para bien o para mal) reconocible de los británicos marcada a fuego. Un mensaje que incluía ese afilado mensaje sociopolítico que, en voz de Bradfield, resuena poderoso. Aunque solo dos singles fueran extraídos de la referencia –“Empty Souls” y la espléndida “The Love Of Richard Nixon”–, lo cierto es que la mayoría de las incluidas habrían cumplido en el papel. De la inicial “1985” a “Cardiff Afterlife”, pasando por las sentidas “A Song For Departure” y “Solitude Sometimes Is” o la vertical “To Repel Ghosts”. También funcionan “I Live To Fall Asleep”, el medio tiempo “Always/Never”, la bonita “Emily” o “Fragments”.

Entre los generosos añadidos que oferta la reedición destacan más de una docena de caras B de la época, con piezas tan interesantes como “Voodoo Polaroids”, “Askew Road”, la lennoniana “Dying Breeds” o “Quarantine (In My Place Of)”. Igual de aprovechables resultan las tomas grabadas en directo en los estudios Maida Vale de la BBC, completándose el asunto una buena colección de rarezas, remixes y demos para los más fanáticos. En la práctica, resulta placentero reencontrarse con “Lifeblood”, un disco que ha envejecido bien y que, con la perspectiva y el asentamiento que da el paso del tiempo, cabe situar en la zona media-alta del catálogo de Manic Street Preachers. Justo después de aquellos títulos que supusieron su mayor repercusión y también el sumun artístico del grupo.

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