Jo competeixo
DiscosManel

Jo competeixo

8 / 10
Joan S. Luna — 14-04-2016
Empresa — Discmedi/Warner
Género — Pop

Si tuviera que pensar en bandas cercanas que hayan manejado su carrera con suma sabiduría, no les quepa la más mínima duda de que Manel estarían encaramados muy cerca de la cima. A lo largo de su trayectoria han sabido huir de las trampas del éxito, han evitado saturar a sus seguidores (y por supuesto a sus detractores) con apariciones públicas y han salpicado sus casi diez años de carrera de los respiros necesarios para escapar de la primera plana de la actualidad. En su situación, otros hubieran metido ya la pata en diversas ocasiones, y casos tenemos, obviamente. Porque la locura que rodeó –y en cierta manera continúa rodeando- a Manel desde su fantástico “Els millors professors europeus” (08) podría haber hecho trizas la integridad y el talento de un cuarteto que ha sabido qué era lo importante y qué puro perogrullo a la hora de encarar su carrera y cada uno de sus discos. Por eso, al que continúa siendo uno de los debuts más importantes de la música en catalán de todos los tiempos, le siguió “10 milles per veure una bona armadura” (11), un trabajo en el que, a su folk acústico y de ukelele, sumaron más vientos y cuerdas dándole una personalidad propia. El resultado estuvo a la altura de lo esperado. Más dubitativos se mostraron en el difícil tercer disco, “Atletes, baixin de l’escenari” (13), en el que se movieron entre dos aguas: entre los Manel calmados de siempre y unos tipos con ganas de experimentar hacia nuevos terrenos más eléctricos y más actuales. El tiempo ha pasado y donde algunos vimos el disco menos inspirado del grupo en realidad había el gérmen de lo que iban a ser Manel a partir de ese momento. Lo demuestra “Jo competeixo”, sin duda el disco más inquieto, arriesgado y moderno del cuarteto. Y aquel en el que la producción (en manos de Jake Aron, responsable de trabajos para Grizzly Bear, tUnE-yArDs o Yeasayer) ha supuesto un espaldarazo definitivo para el universo Manel.

Lo cierto es que fue todo un placer llegar totalmente virgen a la primera escucha de “Jo competeixo” completo, y al acabar “Les cosines” pensar algo tan básico y tan definitivo como “joder, esto era lo que buscaban”. Porque, ahora que todos ustedes ya han escuchado “Jo competeixo” en varias ocasiones, no dudo que habrán llegado a una conclusión similar. Manel han actualizado su sonido hasta alcanzar lo que tres años atrás parecía utópico: sonar a grupo de rock sin echar por la borda lo aprendido y madurado durante los días del folk costumbrista. “Les cosines”, con su oscuridad, sus guitarras, sus sintetizadores y esos gritos a lo Bobby Gillespie, es buena muestra de ello. O pongamos por ejemplo “L’espectre de Maria Antonieta” o “Arriba l’alba a Sant Petersburg”, melancólica, de coros preciosos y rítmica motownesca, que hubieran sonado muy distinto si las hubiesen creado cinco años atrás.

Aunque para un servidor, lo mejor de “Jo competeixo” está en las canciones que nos han descubierto a los Manel más modernos y actualizados. “M’hi vaig llançar”, posiblemente el momento melódicamente más cerca de sus admirados Pulp de todo el disco; la electrónica “BBVA” o los ocho minutos largos de la canción que le da título al álbum, “Jo competeixo”, una pieza en la que hay tiempo para muchas cosas, desde los sintetizadores a lo James Murphy a uno de los mejores coros de la carrera de la banda.

Otros verán en la eficacia indudable de los momentos caribeños que marcan esos guilty pleasures que son “Sabotatge” y “La Serotonina” –con su homenaje a Juan Luis Guerra incluído- las mayores bazas del disco, con su espíritu hedonista y desenfadado a base de nudos estilísticos que van del merengue a la cumbia. No los incluiré entre lo mejor del disco, aunque posiblemente decenas de miles de voces coreándolos en cada concierto me darán la contraria noche tras noche.

Podríamos continuar, sumergirnos en el cambio de orientación que han sufrido las voces de Guillem Gisbert o apostar a cómo sonará en concierto este repertorio, pero quizás sería ya darle demasiadas vueltas a un disco cuyo principal valor es que subraya orgullosamente el amplio potencial de una banda que continúa expandiéndose en búsqueda constante de lo mejor de si mismos.

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