Al igual que sucede con otras formaciones como, por ejemplo, los también suecos The Hives (que acaban de anunciar su primer disco en once años), Mando Diao podrían parecer uno de esos grupos que lanzan álbum de tanto en tanto con la excusa de seguir dando espectáculo en directo, sobre todo al amparo de los festivales de todo el mundo. No obstante, los de Borlänge son bastantes prolíficos cuando de publicar nuevo material se trata, unas veces con más tino que otras. En este caso, diez canciones y apenas media hora de música resultan suficiente bagaje para certificar que Mando Diao son capaces de seguir publicando títulos interesantes, así como un puñado de canciones destacadas que podrían pasar a formar parte del repertorio fijo de los escandinavos sobre los escenarios.
Lo consiguen con un trabajo en el que guitarras y un indie-rock de marcada alma soul vuelven a reclamar el protagonismo principal, desechando esos elementos tendentes a la electrónica que en algún momento tuvieron a bien utilizar, para reactivar un realismo eléctrico y generoso en riffs. El resultado es una obra cortita, efectiva y bien avenida, copada por piezas de apenas tres minutos que cuenta con mayoría de dianas, poco originales desde luego, pero que, lanzadas con convicción, evitan pasar de moda. El lote incluye un trío inicial de singles en potencia como es el conformado por el medio tiempo “Wake Up” y los pelotazos “Frustration” (con ecos a Foo Fighters) y “Stop The Train”.
Un comienzo alentador al que se suman otras piezas como “Get It On”, “Primal Call”, “Animal” y, sobre todo, una “Fire In The Hall” idónea para prender la mecha al contacto con las tablas. En realidad, casi cualquier corte de entre el decálogo aquí prensado –desde esa “Rabadam Ching” en la que juegan parcialmente a ser Depeche Mode a la final “Loner” confirmando el buen sabor de boca– funciona entre los parámetros apuntados, dejando un elepé de ritmo ágil y pulso activo. Lejos de buscar la trascendencia, Mando Diao apuestan una vez más por el valor del impacto inmediato del aquí y ahora, en una jugada que todavía saben cómo desarrollar sin fallos.
Aunque a veces se obvien las evidencias que el grupo se empeña en recordar una y otra vez y parezca que su momento de mayor gloria (o, cuando menos, de repercusión mediática) pueda haber quedado atrás (con la sombra de su tema “Dance With Somebody” apareciendo siempre en el horizonte con la amenaza de dejarlos para la historia como una ‘One hit wonder band’ ante la opinión popular), Mando Diao siguen siendo una buena banda, que maneja una oferta apta para el aficionado al rock clásico más vistoso. Sobre todo, cuando aparcan otros elementos y se centran en hacer un disco revival de vieja escuela como resulta ser el presente “Boblikov's Magical World”, quizá su entrega más redonda y también vertical en mucho tiempo.
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