El último lanzamiento de Miguel Gil aka Strand se caracteriza por seguir esa senda de cambios que ya fuimos observando en trabajos anteriores. En sus inicios Gil practicaba una suerte de IDM/ambiental que le llevó a sacar trabajos en algunos de los mejores sellos nacionales (Foehn) e internacionales (City Centre Offices) de ese difuso género. Y es algo curioso, porque artistas internacionales como los norteamericanos Machinedrum o Daedelus que comenzaron a sacar trabajos más o menos en la misma época, también han tomado caminos parecidos; en los tres casos -sobre todo en el de Machinedrum y el suyo- el camino les ha llevado poco a poco hacia el post-dubstep y el footwork; lo que viene a ser una reducción de su sonido bien llevada y mejor acabada.
Mientras unos tienden a hacer más serio y complejo su discurso con la edad, él ha preferido hacerlo más abierto, hedonista y accesible. Y nosotros más agradecidos no podemos estar, porque es dar comienzo el disco con el tema que da título al disco y ya nos damos cuenta de que, pese a que ha cambiado su forma de aproximarse a la música, todos esos detalles en la producción y toda esa clase no ha desaparecido, tan solo se ha transformado. Ha mutado en un torrente de footwork mezclado con toques post-dubstep e IDM, con bombos bien gordos, hi-hats asesinos y una melodía 8-bits que te cogen de la mano para llevarte a la pista a darlo todo y al finalizar te dejan con el cuerpo desencajado pero feliz. “Tell Me So” fue grabado durante una improvisación con Glue Kids en su antiguo estudio de Barcelona y en él se nota cierto poso emocional, una urgencia por transmitir algo, liberarse y pasar página (lo que el mismo ha reconocido, comentando que este es probablemente su disco más personal), aquí el ambiente se vuelve más opresivo, lo que, unido a esa velocidad de crucero cercana a los 160 bpms, transmite cierto desasosiego.
“Alvaro” continua por la senda marcada por el tema anterior, footwork intimista y casi neo-clásico con un delicioso piano que tiene una historia detrás (“El disco se ha grabado en mi estudio en Bruselas salvo el piano en 'Alvaro', que se grabó en Estados Unidos en el estudio que utilizó Dan Deacon para "America". Para mí era muy importante que el piano que compuse -imposible casi de tocar para un humano- sonase real”). Y esa mezcla entre un sonido real y esa ejecución casi inhumana genera un halo turbio que atrapa. Otro de los momentos álgidos de este disco es “You Need A Friend”, que presenta también toques de Miami-bass y vuelve a apabullarnos con destellos futuristas, sintes que parecen fogonazos de pistolas laser y melodías sencillas y atractivas. En “Ana And I” rebaja un poco la intensidad y retoma brevemente su pasado, con esas melodías deliciosas perfectamente combinadas con un ambiente onírico que tantas alegrías nos dieron en el pasado.
Y para el cierre un remix de Cauto, uno de los productores estatales con mayor proyección, que lleva a “You Need A Friend” hacia su terreno -cercano a Om Unit y en el que también hayamos trazas de footwork y post-dubstep de calidad- sin desmerecer para nada al original y resaltando la base, que en una pista de baile tiene pinta de arrasar todo lo que pille. Un disco breve e intenso que le hace a uno bailar sin dejar de prestar atención a todo lo que sucede entre beat y beat.
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