Este disco posee una extraña habilidad: consigue que el cariño que sientes por él vaya aumentando con cada escucha. Sí, ya imagino que estaréis pensando, que eso es algo que suele ser común a muchos de los discos que se publican actualmente y que, por tanto, de “extraña habilidad” tiene bien poco. Lo que ocurre es que no es eso lo que pretendía decir. Porque el cariño que le coges al álbum y que, en consecuencia, sientes por la banda, es resultado de una reacción propiciada por lo evocador de su propuesta. Y digo evocadora porque siendo, como es éste, un álbum de crossover en el sentido más Faith No More del término, también se permite recordarnos a Dub War, consiguiendo que con cada nueva escucha nos detengamos –como sin quererlo- a analizar la poca repercusión que han tenido en los últimos años las bandas del género. Quizás por eso están aquí Incubus, quizás esa sea su misión: mantener viva la llama que Patton se empeñó en apagar, por eso no es de extrañar que nos confirmen con su tercer trabajo (y cuarto disco) que son unos dignos sucesores y que su música puede ser mucho más atractiva que mucha mediocridad metal-rap, metal esquizoide o nu-metal que corre por ahí, por eso tampoco sorprende encontrarse a todo un Scott Litt co-produciendo. Un álbum que nos obliga a no perderles de vista.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.