Make Believe

Rivers Cuomo ha tardado unos cuantos años en darse cuenta de que su condición de freak, de marginado de la sociedad, es de por vida. Nunca podrá cambiar su sino y el de sus compañeros del grupo y ser cool. Lo dice en los últimos versos de “Beverly Hills”, una nada disimulada declaración de principios deja bien a la claras las intenciones del cuarteto estadounidense: al fin se quitan la máscara y ofrecen su disco más sincero tanto musical como líricamente.

En el primer apartado Cuomo y cía. dan rienda suelta a su pasión por el AOR de finales de los setenta y principios de los ochenta (Chicago, Boston o Journey están presentes en “Make Believe” en unos solos de guitarra que ruborizarán a más de uno, pero que convencen por su inocencia y por ser sanamente horteras), su amor por las cándidas tonadas sesenteras adolescentes ejecutadas con la pirotecnia eléctrica de los mejores Cheap Trick (especial atención a “The Other Way” y “Pardon Me”, dos de las mejores canciones de su carrera) y cierto tono nuevaolero personificado en uno de los hit singles del disco, la arrebatadora y muy Squeeze “This Is Such A Pity”, para dar forma a una colección de temas soberbia y cien por cien Weezer (en este disco Rick Rubin sólo le ha dado al rec). A nivel lírico, “Make Believe” recoge algunas de las letras más negras (no es casualidad que ese sea el color de la portada del compacto) y amargas de su carrera, que muestran la acomplejada y atormentada vida de su frontman. Un loser emocional que se revela como el reverso tenebroso de los nerds universitarios que aparecían en la tronchante “La revolución de los novatos”.