Códigos
DiscosMaikel Delacalle

Códigos

7 / 10
Luis M. Maínez — 16-08-2023
Empresa — Virgin
Género — urban

La carrera de Maikel Delacalle pedía un álbum a gritos. Y es que, siendo un pionero del éxito del género urbano en España (sus primeros hits llegaron en un lejano 2016), no habíamos tenido la oportunidad de escuchar un larga duración donde uno de los mayores exponentes del R&B en nuestro país pusiera todas sus cartas sobre la mesa. Maikel Delacalle no solo fue pionero en romper la barrera de las decenas de millones de reproducciones, sino también en firmar deals ventajosos con las grandes discográficas. Tiene uno la sensación con Maikel Delacalle de que estamos hablando de un artista que llegó antes que los demás a las mismas conclusiones, quizá demasiado. Ejemplo del potencial de la escuela canaria antes de Don Patricio, antes de Quevedo y 'Cayó La Noche’ y antes de Cruz Cafuné; Maikel Delacalle también anticipó el viraje al pop del entonces mucho más rudo estilo urbano nacional. Sin embargo, hay algo viejo en el mejor sentido de la palabra, de músico tradicional, clásico y clasicista en el canario, que le marca y define desde el instinto y la sangre.

Así nos plantamos en este julio de 2023, con el calor golpeando fuerte y Maikel Delacalle lanzando pal mundo ‘Códigos’, su primer álbum de la mano de Virgin Music, un sello donde los artistas urbanos parecen haber encontrado amparo y libertad para desarrollar sus proyectos. Maikel Delacalle, desde luego, está presentando uno donde ha hecho lo que le ha dado la gana. No hay ninguna corriente interna de tendencia vanguardista o de mainstream superpopular que refrende el R&B en español como un género por el que apostar para desarrollar una carrera fértil en números, y sin embargo, Maikel Delacalle no renuncia a su identidad, sus habilidades y, muy importante, su gusto personal, para atreverse por primera vez con un larga duración. Y es que estamos acostumbrados a que únicamente los artistas con propuestas menos usuales sean merecedores del respeto de quienes nos ganamos la vida opinando, cuando, desde luego, hay también artistas que, no por no innovar, son menos fieles a sus principios.

En ‘Códigos’, Maikel Delacalle ha firmado un trabajo que funciona como catálogo de lo mejor del R&B anglosajón de los 90 y la primera década de los 2000, pero en español, uno escucha cortes como ‘STRIPPER’, ‘Room 302’ o ‘I Like it’ y se retrotrae inmediatamente a aquellos maravillosos años que supusieron el nacimiento de una música hecha a la manera del urbano pero apta para un público más amplio, que quería escuchar historias de amor y melodías afinadas en vez de rimas sobre calle y muerte y drogas. Desde luego, para Maikel Delacalle, salir del barrio no solo ha sido algo literal, sino espiritual. A pesar de las apariencias (falsas), Maikel Delacalle es un artista a la vieja usanza, de los que realmente aman cantar y componer por encima de todo lo demás. En ‘Códigos’, esta faceta aflora especialmente en dos claves: Una peor y otra mejor. Una es su forma de escribir, exhaustiva y ortodoxa, buscando sorprender en todo momento con un giro novedoso. Este gusto por la ovación en el corro le aleja de las propuestas más frescas y originales del universo hiphop. La otra es la vocación que surge en el momento de ‘Ya no está’, una canción emotiva y sensible, cargada de honestidad, que podría haber estado interpretada por cualquier cantante melódico de mitad del Siglo XX y convertirse en un clásico de su tiempo, que sirve de homenaje la madre del artista, fallecida cuando él solo era un crío y que se constituye como fuente de inspiración constante, y a su abuela, también fallecida mientras grababa el álbum. Maikel Delacalle es una artista marcado, precisamente, por ese tiempo que le lleva adelante y atrás, entre la premonición y una forma tradicional de entender la profesión.

Al final, esto es Maikel Delacalle y estos son sus ‘Códigos’, un álbum debut sin trampa ni cartón, que expone al pionero canario por completo, emocional y musicalmente. Un trabajo que se mueve entre lo clásico y lo moderno, entre lo íntimo y lo universal, entre el pasado y el presente, pero que, sobre todo, se mueve por y para los gustos de un Maikel Delacalle que se quiere reivindicar como un artista grande de verdad.

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