Todo lo que toca Lisa Germano
cobra vida y se convierte en naturaleza viva de fábula, la que construye en
cada canción. Lisa es como una hada. Siempre encanta, siempre ha cautivado,
gracias a una desnudez instrumental plagada de un sinfín de detalles pero sobre
todo por su susurrante y oxigenada voz con los que alcanza un exotismo único. Y
lo vuelve a hacer en “Magic Neighbor”, que se abre con “Marypan”, un guiño a la melodía de “Red
Thread” de su antecesor “In The Maybe World". Sabe crear todo un microclima de
pequeños seres misteriosos hasta de capullos que liberan a sus mariposas como
en “Cocoon”, con la que se cierra el disco. Una vez finalizada te das cuenta
que podrías repetir los once cortes hasta el infinito y en cada nueva escucha
descubrirías nuevas vidas que viven en su mundo de ensueño, como en la
saltarina y bufona “Suli-mon”, en el vals acústico de “Simple”, en la orgánica
“A Million Times”, en la nana venenosa que es “Snow”, en la hipnótica “Painting
The Doors”, en el instrumental danzarín de “Kitty Train”, en la literaria “The
Prince Of Plati” o en la extraña melancolía de la canción que da nombre a su
octavo disco. Lisa es sobrehumana, es una especie única.
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