Mac McCaughan nunca ha sentido simpatía por los discos en solitario por el riesgo de emitir excesivo orgullo y egoísmo pero parece claro que la vuelta de Superchunk ("I Hate Music" y "Majesty Shredding”) y la madurez le han situado en un plano distinto y con más perspectiva. Con “Non-Believers” firma por primera vez con su nombre, a diferencia del proyecto Portastatic, y lo hace repasando lo que le ha hecho ser quien es: pasión, confusión, acción.
El resultado es un disco estupendo lleno de influencias, de sintetizadores y teclados y frases que encierran ese recorrido vital. El deliberado uso de las máquinas le remite a los ochenta para rendir homenaje a los nuevos caminos y formas que encontró el punk para ser un refugio más introspectivo. Desde los primeros compases de “Your Hologram” queda claro que no era posible conducir este libreto con la fuerza de unos Superchunk revitalizados. En "Non-Believers" la base se construye sobre elementos menos palpables pero con un poder indiscutible. “Lost Again”, presentado como single, agudiza esa sensación de disco suave con tonos propios de unos Death Cub For Cutie básicos, mientras que “Only Do” (“there is no try”) cierra la carta de presentación de un disco a modo de declaración de principios.
La facilidad de McCaughan con la guitarra también conduce canciones redondas y siempre bien controladas que los amantes de Superchunk o de los últimos The Get Up Kids disfrutarán sobradamente (“Our Way Free”, “Box Batteries”, Barely There"), pero no parece lo sustancial de este disco. Los cinco minutos de “Real Darkness”, con el estribillo más dramático y coral del álbum, en cambio sí hablan de la intención de McCaughan en un viaje a los ochenta y al placer declarado que le reportaron discos como "Power, Corruption and Lies". Un disco ágil y sincero de una figura que sigue en lucha con la nostalgia y siempre sabrá encontrar razones para actuar y no guardarse nada.
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