De pequeño, a Anthony González le encantaban las bandas sonoras de películas y los videojuegos. De mayor, pudo cumplir su sueño realidad creando la banda sonora para ‘Oblivion’ (2013, Joseph Kosinski), protagonizada por Tom Cruise, y para ‘Les Rencontres d’après minuit’, de su hermano Yann González, además de participar en la música de la serie de películas ‘Divergente’. Ahora, influenciado por los videojuegos de antaño, fusiona su pasión en “Digital Shades Vol. 2” -abreviado como “DSVII”-, la secuela del disco de 2007 “Digital Shades Vol. 1”.
El octavo trabajo de M83 nace de galaxias fantásticas y ciencia-ficción y viene cargado de su synthpop base pero dado de vuelta 180 grados. Si ya en “Junk” (2016) veíamos una cara de la moneda totalmente distinta de su estilo con ondas ochenteras, esto va mucho más allá: quince canciones cargadas de sonidos futuristas sin voces que enlazan una historia entre sí. Basta con seguir los tres videoclips que el director de cine francés Bertrand Mandico se ha dedicado a hacer con “Temple of Sorrow”, “Lune de Fiel” y “Feelings”, creando un mundo fantástico propio que parece sacado de un videojuego en el que encadena una denuncia del patriarcado, el machismo y la reivindicación de la figura de la mujer luchadora y vencedora.
La segunda parte del “Digital Shades, Vol. 1” llega doce años después y trae consigo mucha más variedad de registros que añaden tanto sonidos electrónicos como teclados -“Oh Yes You’re There, Everyday”- y otro imaginario paisajístico que recuerda a lo onírico -“Feelings”-, aunque conserva trazas de bailabilidad, como en “Lune de Miel”. Con cada nuevo trabajo, M83 se reinventa y logra un nuevo registro en su carrera, aunque siempre tiene en el punto de mira otros artistas y obras. En este disco, se intuyen trazas directas de creadores como Brian Eno o videojuegos como “Final Fantasy” o “La Leyenda de Zelda”.
Como lo fue “Junk” en su momento, “DSVII” presenta algo bastante difícil de gestionar: un cambio de rumbo muy drástico en el sonido de M83. Pero la capacidad de evolucionar de González de manera totalmente diferente a cada trabajo nuevo es fascinante: se ha labrado un sello único, más que sobrio y totalmente fuera de lo convencional, que deja boquiabierto a cualquiera a cada paso que da con su arte explosivo, algo que va más allá de las fronteras estilísticas.
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