Estamos ante una de esas delicias que puede quedar sepultada entre el aluvión de referencias que nos asolan cada mes. Y sería una lástima porque esta joven de Virginia (Estados Unidos) que responde al nombre de Lucy Dacus ha demostrado con su segundo trabajo ser una poderosa letrista, a la par que compositora, sin realizar demasiados aspavientos, tan solo echando mano de una sinceridad y sencillez pasmosa que hacen que su propuesta emocione y cale como el que no quiere la cosa.
Temas como “Nonbeliever” o la que abre el disco “Night Shift” demuestran que estamos ante una músico de raza con un bagaje muy noventas (Sparklehorse, Destroyer, Cass McCombs) que despliega con candidez de hierro un fornido indie pop de autor muy bien trazado a la par que aupado por una voz suave pero firme. Una sonoridad clásica en el que la guitarra asume el peso justo y las melodías te envuelven en una ensoñación sincera que estalla en el momento adecuado. Ahí es cuando te deja con ese punto de dulce desolación ante sus historias de esperanza y muerte. Un disco variado en su unidad que obliga a apuntar a Lucy Dacus entre las nuevas voces a tener muy en cuenta.
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