El dúo de Nueva York, capitaneado por Evan Mast y Mike Stroud, se ha vuelto más blando en su tercera referencia bajo XL, lo cual no significa que el cambio venga traducido hacia una peor calidad en su sonido.
Los dos primeros eran más complicados, con melodías más herméticas. Ahora, en cambio, parecen haber decidido abrirse hacia los Daft Punk posteriores a “Homework” pero influidos por el oscurantismo suyo que les acerca a la propuesta de otros como Out Hud. El gran valor con que cuentan los neoyorquinos es la calidad con que están compuestos sus temas. No sólo se limitan a situar una base y darle al play, sino que ellos introducen guitarras (de ahí que algunos hablen de post-rock), percusión y muchos samplers. Todo menos voz. Los trece temas de “LP3” carecen de voces en el sentido estricto del término; si aparecen es como otro instrumento más. Los platos fuertes vienen con “Bird-Priest”, donde la influencia del breakbeat se deja ver, con “Falcon Jab”, más dance y empleando vocoders, y con “Shempi”, dando la cara más bailable. Ratatat firma un buen disco, pero no al nivel de sus anteriores pasos.
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