Las notas de agradecimiento de “Loveshines Firefly” acaban con una referencia a Antoine de Saint-Exupéry, pero no evocan al mundo naíf y fantástico de “Le Petit Prince”, sino al periplo sombrío de “Vol de Nuit”. El aviador tiene un accidente y observa cómo arde en el desierto. O bien: Petit –Joan Castells– escribe diez canciones impecables después de acabar con una relación. El disco empieza con “Faster” una enumeración de alergias (arañas, picaduras de abeja, chicas malas y caras bonitas) servida con guitarrazos avispados y una voz oscura, que en “Empty” –una balada de tomo y lomo– escupe todas sus capacidades comunicativas, que no son pocas. Más adelante, el folk suave de “Christmas Tree”, el hit rabioso “People In Love”, la aproximación a la americana en “Seeds” o los medios tiempos gloriosos de “Blackmail At Night” o “Sixteen” nos descubren a un músico y letrista que sabe encontrar la sonoridad y la referencia exacta para cada una de sus canciones.
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