Después de un primer álbum lleno de energía, en esta nueva entrega el sonido está más pulido, con arreglos más perfectos si cabe, una gran solvencia en las cuerdas, y con una mayor búsqueda de esa espiritualidad tan característica del soul, lo cual queda plasmado en una mayor abundancia de tiempos lentos. Apuntando más claramente hacia la Motown de finales de los sesenta, y sobre todo, los Jackson 5, canciones como la magistral “(I´m Feeling) So Much Better” (¡canción del año por favor!) o “Glory Glory” invitan a ponerse la melena a lo afro y rebanarse las caderas en giros y meneos. Como único pero, tal vez, el ritmo del disco, que comienza con los temas más ágiles y acaba con los tiempos lentos. Pero seamos indulgentes con semejante minucia, sobre todo después de comprobar que todas las composiciones mantienen un nivel altísimo, y que tenemos ante nosotros un disco de esos que consiguen un equilibrio perfecto entre emoción y energía, puro soul, algo que, aunque no lo parezca, es difícil de ver hoy por hoy. A propósito, la publicación musical británica Mojo lo premió con un cinco sobre cinco; casi nada.
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