Si una palabra no ha faltado nunca en el diccionario de Jared Leto, es la de ambición. Más en su faceta de líder de banda de rock que en la de actor, nunca han faltado en su material grandes composiciones con vocación de himno, estribillos pensados para ser coreados en grandes estadios, producciones grandilocuentes y clímax recurrentes. Tampoco se echan de menos en su cuarto álbum de estudio, “Love, Lust, Faith + Dreams”. Como novedad, se aprecia en la intención del trío un intento por sonar más cohesionados que en el anterior “This Is War”, de hace ya cuatro años. “Conquistador”, “City Of Angels”, “The Race” o “Bright Lights” aportan nuevo material con el que quemar adrenalina y seguir vibrando en directo. Pese a ello, todo resulta demasiado pulido, demasiado de manual, como para poder llegar a sentirse emocionalmente ligado a él por mucho tiempo.
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