Jesse Malin se encuentra en un punto de su carrera en el que es plenamente consciente de dónde está. Sabe que ya no sacará ese disco que le permita ser descubierto por un mayor número de seguidores, pero teniendo en cuenta que tampoco va a publicar material que no llegue a los mínimos exigidos a alguien de su categoría, no va a perder a los fieles que siguen cada una de sus entregas. Si las cosas fuesen a cambiar para el neoyorquino, “Love It To Life” sería el disco que podría obrar el milagro, ya sea por su frescura, por esos estribillos irresistibles que solamente él sabe facturar, por su timbre tan particular y adictivo, o por canciones como “Burning The Bowery” o “All The Way From Moscow”, una pieza que deja sin aliento y francamente satisfecho. Trasnavegar durante un tiempo por el rock americano más clásico, Jesse Malin harecuperado en parte el espíritu de D-Generation. O sea, más punk, retazos delglam, una actitud desafiante, el buen gusto por las melodías y los coros bienejecutados. Hasta tiene tiempo para experimentar con nuevas vías en lapsicodelia a lo “Exile On Main St.”de “Low Life In A High Rise” y el ritmo contagioso con la pista de baile enmente en “Disco Ghetto”. Jesé Malin, un tipo en forma.
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