Debe ser difícil convivir, siete año más tarde, con la categorización, y casi responsabilidad de ser los padrinos de una de las corrientes con más detractores de los últimos años: la new-rave.
Posicionamientos al margen, a Klaxons aún hay quienes les miran por encima del hombro y les señalan en burla que vistieran fosforito. Eso era 2007. Dos discos más tarde, y en los que han pivotado alejándose de ese centro de electrónica-hooligan, hay quien aún no ha querido disfrutar de ellos. Una pena, pero aquí vamos a intentar que eso cambie.
“Love Frequency” se llama este largo de once temas. Un primer single de lo más comercial, de aire pop pegadizo e infalible, “There Is No Other Time”, ya nos enseñaba con orgullo lo predominante de los bajos y un uso menos estridente del falsete. Algo que con “Out Of The Dark” sacan a brillar como pocos temas va a haber en este 2014. Lo comercial sin rehuir del discurso serio. Un tema que bien puede caber en las maletas de pista house, y no solo de carpa de festival. Algo menos pinchable se intuye “Invisible Forces”, pero igual de disfrutable. Y tienen más cartas en esa dirección más trabajada. La han dejado para la parte final del disco. Ese fluir en la electrónica más pausada se inicia con el interludio instrumental de “Liquid Light” y la épica “The Dreamers”, y todo se arropa con “Atom To Atom”.
El crescendo del tema que da nombre al disco (producido por Tom Rowlands de The Chemical Brothers y por Gorgon City, además de contar con la colaboración de Erol Alkan y James Murphy) supone un buen cierre. Para balancear un poco el discurso, y no quedar cegados, se les sigue yendo un poco la mano con la brutalidad de canciones como “Children Of The Sun” o “Rythm Of Life”, pero, por lo general, “Love Frequency” es un estupendo disco, candidato a refrescar el verano.
¿Género: rock?