Tras años luchando para salir del subsuelo, Daniel Johnston ya puede presumir de ser un artista respetado y conocido más allá de de los círculos indies. El reciente estreno en Estados Unidos de un documental sobre su persona titulado “The Devil And Daniel Johnston”, que ha coincidido en el tiempo con la salida de su primer grandes éxitos, y un disco tributo, editado hace un par de años, en el que aparecían figuras de las talla de Beck, Tom Waits o The Flaming Lips, son pruebas de su nuevo estatus.
“Lost And Found” es el primer disco de estudio que publica después de todo este reconocimiento, y en él ha vuelto a contar con la ayuda de Brian Beattie, productor de “Rejected Unknown”, disco que con el que Johnston regresó a lo grande en 1999 tras cuatro años de silencio. Y bien, “Lost And Found” es otro trozo de vida del estadounidense, una nueva muestra de su neurótico talento y la enésima prueba de que Johnston es mucho más que un enfermo mental que un buen día decidió dedicarse a esto de la música. Con el paso de los años el autor de “Fun” se ha convertido en un compositor de canciones notable, ha sabido controlar su incontinencia creativa (algo que dispersaba sus hallazgos), y ha conseguido mantener el equilibrio entre la inocencia infantil y la inestabilidad mental que hace únicas a sus canciones.
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