Después de un largo parón, Los Misterios han vuelto a grabar material nuevo. Tras una maqueta, un EP y un 10 pulgadas, regresan a lo grande con su primer disco de larga duración, al que han titulado "IV". Los cambios en la formación les han sentado de maravilla y han facturado once temas, 9 propios y dos sorprendentes versiones, que gustarán sobre todo a las personas amantes del instro rock y los ambientes surferos. Sonido limpio y con pegada, con el teclado y la guitarra llevando la "voz cantante" en las melodías, mientras el bajo y la batería ejercen de hábiles y certeros escuderos rítmicos.
La mayoría de canciones invitan al baile y al disfrute desprejuiciado. Sin ir más lejos, "Surfing Motocross", con ese tremendo riff rockero, potente y pegadizo, abre el LP de manera inmejorable. "Feliz Por Nada" sigue una línea melódica que se impregna en el cerebro, con el teclista y el guitarrista creando una suerte de duelo instrumental sin ganador declarado. El comienzo de "Atomic Landscape" resulta llamativo, con esa batería marcial que pronto da paso a unos acoples que aportan una dosis de ruidismo controlado, combinándose de maravilla con el resto del poderoso conjunto. El primer cover que nos encontramos es la nirvanera "In Bloom", a la que el cuarteto misterioso lleva a su particular huerto playero y galáctico con sus arreglos saltarines. El resultado habría dejado satisfecho y contento, dentro de sus posibilidades, a Kurt Cobain. "Ixmiquilpán" está dedicada a la población mexicana del mismo nombre. Un lugar en el que Los Misterios tienen amigos y al que les gustaría viajar próximamente, y al que dedican con elegancia esta bonita balada. Con "Surfsilvania" regresa el despliegue de ritmos acelerados. La guitarra, el bajo y la batería intentan seguir los pasos de un teclado que llega a enloquecer en determinados momentos. El corte más tranquilo es "Malibú", pausado y acogedor, y que invita a tomarse un daiquiri bien frío en una playa de la ciudad californiana. "Kit The Car" empieza, transcurre y concluye de manera arrolladora, con los cuatro componentes de la banda desatados. Tres minutos y medio de desmelene instrumental de alto nivel para homenajear y recordar a ese mítico icono de los años ochenta. "Fiesta Degradación" suena juvenil y fresca, huele a colonia barata y acné adolescente. Pero nada de bailar agarrado, el baile suelto mola mucho más y ningún profesor te regañará. Mecano fueron un grupo surfero, pero nunca llegaron a darse cuenta ni nadie les avisó. Sólo así se explica que "Maquillaje" coja de forma tan natural unas enormes olas dibujadas por ese adictivo riff guitarrero. "Silverado" desprende aroma a bourbon, a saloon, a Sergio Leone y Morricone, a indios y vaqueros. Épica de aires agridulces para ambientar un western crepuscular y que pone la guinda a un universo sonoro en el que caben seres extraterrestres, naves espaciales, y tablas de surf en mares de planetas imaginarios.
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