Todas son correctas
DiscosLos Manises

Todas son correctas

8 / 10
Fran González — 03-03-2023
Empresa — Montgrí
Género — Experimental

Calzarle una única y exclusiva etiqueta a la música de Los Manises es como intentar atrapar el aire con las manos o contener el avance del océano. No es una tarea fácil, pero tal y como versa el propio título de su debut en formato de larga duración, cualquier marca en la que queramos encasillarles estará bien traída, porque “Todas son correctas”. Y es que a esta dupla ilicitana, compuesta por Víctor Clemente y Rubén Soler, le cabe genuinamente de todo. Son punk, son electrónica, son experimento, son voracidad, son purga, son crudeza, son incomodidad y son desahogo. Así venían sonando sus primeros pasos dentro de ese pequeño universo underground y transgénero que habían construido desde su primera demo; ahora, seis años después y contando por primera vez con un productor externo (y no con cualquiera, pues hablamos de I-ACE, responsable del sonido de artistas como Agorazein o ANTIFAN), la banda logra llevar a un siguiente nivel su extravagante ingenio y firmar una carta de presentación que trasciende de cualquier convencionalismo al uso.

Reconvertidos en dos chamanes que nos guían a través del fuego y de la percusión más atávica, Rubén y Víctor ejecutan su particular y primitiva disertación, echando mano de una poderosa distorsión que evoluciona entre líneas de bajo y synth-punk noctámbulo con el que sacarán de dentro nuestras más terribles tinieblas (“Cienmásuno”). Hay algo en esos cantos profundos que emergen desde el punto más recóndito y abismal de su ser que continuará invitándonos a formar parte de un extraño baile tribal y comunal, sin prejuicios ni confines, que conseguirá ponernos la piel de gallina y dejarnos llevar sin control ni medida. El destino de este singular viaje es lo de menos; nos sentimos arropados por esa suerte de magia generada por loops intermitentes que conjuran lo pretérito y lo coetáneo (“Amanece”), la oscuridad industrial y la emoción terrenal (“A todo querer”), y la calidez castiza y la opacidad orgánica (“Apóstolos”).

Al margen de la tregua que nos ofrezca la frescura tropical de algunas de sus pistas, amables y juguetonas, como “Algo que algo que” o “3368-CPN”, no dejaremos de sentir que nuestros pies se despegan del suelo, nuestros ojos no se focalizan en nada ni nadie y somos presas de un trance vertiginoso e incontenible que solo puede ir a más gracias a ese frenesí descocado que provocan liturgias con cuerpo de himno como “VIVO”. La deriva de este febril lance concluye con una sonata a las seis cuerdas (“Ya se fue”), desprovista de más acompañamiento que el de sus propias voces encadenadas, que a modo de mantra reiterado, consiguen volver a ponernos sobre la tierra, hacernos recuperar la consciencia y reparar en el hecho de haber estado durante diez canciones completamente absortos en un compendio de reflexiones subjetivas convertidas en colectivas. Sin lugar a dudas, unos mimbres arriesgados e infrecuentes para un primer largo y del que solo pueden salir airosos dos imprudentes y alocados rapsodas como son Los Manises.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.