Vuelve la resistencia, la insurgencia, los tocapelotas por excelencia del rap nacional. Y, la verdad, se les echaba de menos. Tras un periplo de tres años de descanso, Toni y Nega han afilado sus flechas y lanzas, han puesto a punto sus caballos y han dado vida a "Comanchería". Un disco que contiene todos los ingredientes que les han convertido en el grupo más odiado y más amado de la escena musical actual. El más odiado porque cargan sin piedad contra deportistas, actores, músicos, periodistas, famosos y políticos. Y los más amados porque lo hacen con un punto de humor, sarcasmo, inteligencia, picardía y creatividad del que, siendo realistas, ningún rapero puede presumir hoy en día. Si acaso Tote podría compararse, pero su mensaje no es el mismo. Porque para encontrar un mensaje como el de Los Chikos del Maíz hay que remontarse al punk-rock de los noventa, cuando la censura musical, por paradójico que resulte, era menor que la actual. Y es que aunque no compartas sus ideas, su valentía merece respeto. ¿Y musicalmente, a qué suena "Comanchería"? Pues afortunadamente suena a lo mismo que "Pasión de Talibanes" y "La estanquera de Saigón", a rap clásico con influencias de funk, alguna guitarra, pianos y mucho sampleo y scratch. Sin dejarse persuadir por los actuales sonidos oscuros que harían que su música perdiese esa chispa con la que transforman la tragedia en comedia.
En un disco que va de menos a más, con beats a cargo de Nega, Kase-O, Acción Sánchez, Yeke Boy y Griffi y un variado elenco de colaboradores como el propio Kase, Charly de Machete en Boca, Laura, Monty, David de La M.O.D.A., Erick Hervé, Mistah Godeh, Ana Tijoux y Zatu. Todos ponen su talento al servicio de la causa de Los Chikos. Y todos forman parte de un álbum que constituye un nuevo "canto a la rebeldía". El canto de dos hermanos contra el mundo.
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