Lorde no va a poder igualar las millonarias ventas de aquel “Pure Heroine” con el que debutó en 2013. Pero ni falta que hace. Este “Melodrama” que ahora nos ocupa no tiene ningún monster hit a lo “Royals”, aunque nadie puede discutirle a la neozelandesa que este es un disco sólido y que destila por momentos una brillantez que muy difícilmente se ve en coetáneas suyas. Bien es cierto que sonoramente su puesta de largo era de lo más cohesiva gracias al trabajo de minimalismo que su productor de entonces, Joel Little, le puso en bandeja en exclusiva (cuatro años después sólo se cuela en los créditos del grower “Green Light” o la enérgicamente Chvrches “Supercut”, co-producida también por el Air Jean-Benoît Dunckel). No obstante, al trabajar ahora con varios productores, el sonido de Lorde se ha expandido como nunca y esta ocasión le sirve para demostrar nuevamente no sólo su talento, sino para adentrarse en otros terrenos como esas dos preciosísimas baladas capaces de erizar los pelos a todo aquel que no tiene horchata en las venas, “Liability” y la increíblemente bella “Writer In The Dark”, o lanzarse sin fisuras en la pista de baile con una “Perfect Places”, que es todo un canto a la esperanza para la generación millennial.
Lo cohesivo aquí es la historia de la que Lorde nos hace participes. Una fiesta casera le sirve de excusa a la artista para contarnos que, de repente, alguien puede convertirse en tu amor perfecto (aunque sólo sea efímeramente por una noche, como en “Sober” o en la pegajosísima “Homemade Dynamite”), pero sobre todo para gritar a los cuatro vientos que la juventud es algo que sólo se vive una vez y que hay que aprovecharla independientemente de que lo hagas solo o en pareja. Sin caer en lo cursi o en los melodramas del desamor (a pesar de ese dos por uno titulado “Hard Feelings/Loveless”), el concepto del disco está más que definido conceptualmente y funciona de principio a fin.
El futuro de Lorde sigue siendo de lo más prometedor, sobre todo con canciones como “The Louvre” (co-producida por Flume) o “Writer In The Dark” que bien podrían colarse en Navidades entre lo mejor del año.
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