Los que solo conocen a Lord Huron por la aparición de "The Night We Met" en "13 razones" tienen que hacerse un favor y escuchar este disco, y no solo porque sea el mejor que han editado en su carrera, que también, sino porque contiene dos barbaridades hechas canción, dos claras candidatas a canción del año, en las maravillosas "Mine Forever" y "I Lied", gemas que le pueden disputar sin problema el título de mejor de su carrera.
La primera aparece al principio del disco y se abre con un bonito riff de guitarra (muy country & western) rodeado de cuerdas, un inicio al que Ennio Morricone daría su visto bueno sin dudarlo, luego, cuando entra la voz, uno tiene la sensación de escuchar los mejores momentos de un Chris Isaak o un Father John Misty, lo increíble es que luego meten un puente que es pura gloria pop cantado por una voz femenina a la que se une la expresiva voz de Ben Schneider.
La segunda maravilla no llega hasta casi el final, se trata de la melancólica "I Lied", en la que sobre una maravillosa y doliente melodía Schneider cuenta las dos caras de una relación condenada: "I told you I would never leave you all alone but I lied". Cuando entra la voz de Allison Ponthier y canta eso de "I read your letter in the morning by the lake and I cried/They were tears of joy, my chains are finally broken", lo normal es que las lágrimas empiecen a aflorar en los ojos. Es un dueto espléndido, contrastando la profunda voz de él con la ternura de ella.
Claro que “Long Lost” consigue mantener un muy buen nivel en todos sus surcos, más allá de sus dos grandes cimas, desde el orquestal comienzo de "The Moon Doesn't Mind" hasta ese onírico final con "Time's Blur", logrando que los dos picos del disco no se queden totalmente aislados. Pero es que canciones como la titular o "Not Dead Yet" tampoco se quedan muy atrás en cuanto a calidad. En la primera volvemos a apreciar lo mejor de esta banda, suntuosos arreglos de cuerda acompañando a la expresiva voz de su cantante en una melodía digna de Roy Orbison, mientras que en la segunda se sacan de la manga el momento más animado del disco, con Schneider tirando de conexiones con Elvis, con esos "ah ha ha" mediante, y una producción que podría haber firmado el Lindsey Buckingham de "Tusk".
"At Sea" es cinemática, con una guitarra hawaiana acompañando la maravillosa voz de Schneider, que saborea cada palabra hasta dar paso, sin descanso, a "What Do It Mean", con su regio arreglo de cuerdas y un Schneider que vuelve a recordar, para bien, a Josh Tillman. Es el cierre del disco (con ovación incluida) si tenemos en cuenta que los catorce minutos del cierre, con una pieza ambient como “Time's Blur”, son el borrón que aparece en la portada, esa cabeza borradora en un cuadro, por otro lado, totalmente bucólico. No sería de extrañar que David Lynch sacase de aquí inspiración para próximos proyectos...
Seguramente ninguna de estas canciones llegará a los cientos de millones de reproducciones de "The Night We Met", pero este es el cénit de la banda, el momento en el que su folk pop se ha revestido de pop barroco, y un poco de 'twang' country, para crear un disco atemporal que resulta perfecto para todos aquellos que tienen en un pedestal el primer disco de Fleet Foxes o el "I Love You, Honeybear" de Father John Misty.
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