Yo pensaba que tras alumbrar a Neil Young, Men Without Hats (¿pasa algo?) y Shadowy Men In A Shadowy Planet las llanuras canadienses habían quedado estériles para fertilizar grandes bandas (y sí, he oído hablar del post y el post-noise). Y puede que, en realidad, The Stills no sea una gran banda. Pero será una banda grande.
Tienen talento y no se complican la vida. En el puro estilo del eslogan franquista “¡que inventen ellos!” adaptan todas y cada línea maestra de la arquitectura rock contemporánea para construir una catedral (por el punto épico) a su medida. Aquí un bajorrelieve Echo & The Bunnymen, allá un arquitrabe Chameleons, luego un frontispicio Coldplay, una bóveda Radiohead y hasta completar la obra, cuyo crucero es el punto justo de grandilocuencia en el sonido que -no nos engañemos- toda buena banda de rock necesita. ¿Originales? Quite quite. ¿Para qué, cuando el perfect rock sound ya está inventado y se dispone de temas como “Gender Bombs”, “Changes Are No Good” (lo dicho...), “Love And Death” o “Of Montreal”. Canciones de estadio para público de salas medianas. De momento, ya se han auto-eliminado del Primavera Sound por la enorme demanda de directos que les salen en Estados Unidos. Y eso va a ser sólo el principio. ¿Habemus hype?
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