Creado en 1988 como un proyecto paralelo de Alan Wilder (ex-miembro de Depeche Mode), que fue depurando en sus tres primeros trabajos hasta tomar cuerpo en “Unsound Methods” (97), en el que ya traza su actual línea artística: experimentación sonora, oscura base fílmica y colaboración con todo tipo de artistas (poetas, músicos, cantantes).
En “Liquid”, todo esto se exacerba, desarrollando unas colaboraciones mucho más complejas y profundas. Iniciado en la primavera de 1998, recoge baterías, guitarras y bajos, así como diferentes orquestaciones, que fueron tomando forma, como un puzzle conceptual, dentro de un amplio colchón musical (trip-hop, orquestaciones fílmicas, sonidos industriales y orgánicos...). Finalmente, y sobre todo esto, introduce las voces (y letras) de artistas como Diamanda Galas, que pone su extraordinaria voz en el oscuro vudú-blues “Strange Hours”, Nicole Blackman, la radical spokenword neoyorquina, que muestra su –interesantísimo- trabajo en la vitriólica “Want”, así como en las sensuales “Breath Control” y “Chrome”, la poetisa Samantha Coerbell, que recita sus intensos y claustrofóbicos textos, en “Supreme” y “Last Call for Liquid Courage” o la sorpresiva “Vertigen”, gracias a la narración -¡en catalán!- de Rosa Torras, una fan de Barcelona que contactó con Wilder a través de su web y al que subyugó con la pureza, emotividad y sensualidad de sus palabras. En definitiva, un trabajo de difícil catalogación, abstracto y conceptual por momentos, a la vez que oscuro, inquietante y bello.
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