Dos hechos marcan la inspiración de este disco. Por un lado el diagnostico terminal que los médicos hicieron a Paul Cohen, músico, productor y marido de Lila. Y por otro la dramática desaparición de los 43 estudiantes mexicanos.
Como consecuencia este disco, su octavo en estudio, es el trabajo más personal y agridulce de está valiente cantante de sangre norteamericana y mixteca. Afortunadamente Paul ha mejorado, pero el disco mezcla temas más festivos con otros más oscuros.
Musicalmente sigue uniendo géneros, jazz, cumbia, ranchera, klezmer, blues o folk mexicano. A destacar “La Promesa” con esa voz imponente, versátil y desgarradora de Lila, el irónico “Son de difuntos” dedicado a su marido y las colaboraciones con Juanes en “La Patria Madrina” y con el legendario cantante Juan Gabriel en “La Farsante”
Un disco con mucho peso emocional y también denuncia, pero esperanzador y sanador.
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