Hemen herensugeak daude

Nos enfrentamos al trabajo más ambicioso del cuarteto hasta la fecha: una Ópera Rock con todos sus atributos conceptuales y narrativos. Un empeño que fácilmente puede quedar grande a los incautos que se aventuren en tales terrenos, pero que visto el resultado aúpa un peldaño más a los donostiarras.

La historia se basa en las etapas vitales de una mujer y por extensión del género femenino, siempre desde la perspectiva de la denuncia de la violencia estructural ejercida contra ellas desde hace demasiado tiempo. Se trata, eso sí, de una historia narrada de manera competente, desde el “Gorri ilun”, musculoso tema donde se describe el momento clave de convertirse en mujer (“rojo oscuro”) y las trabas y encasillamientos a las que se ve sometida por el mero hecho de serlo. Haciendo ya de spoiler, adelantaremos que sufre una violación pero la historia da un vuelco al tomarse su venganza la protagonista. Un cúmulo de reflexiones y tintes poéticos completan la posterior huida, persecución y encarcelamiento de la chica.

La fuerza y el sonido compacto de todo el álbum destacan por encima de todo: Un engranaje de guitarras stoner abrumadoras y un portento de voz por parte de Lide que magnifica la ya de por sí poderosa historia. “Ezti ta etsizko ametsak” mete la directa y nos muestra la constante adaptación tanto del ritmo como de la intensidad de la música a la historia central. “Estoldak gainezka” sigue con la quinta marcha metida reforzada por unas líneas vocales y melódicas realmente sublimes.

El componente soul está en la voz, generalmente en las intros de los temas, como ocurre con “Teloia” la cual, por lo demás, se alimenta de un ritmo entrecortado y pasajes en general más pausados. La temática poco concreta pero muy reflexiva y universal se aparta a un lado con “Testigantza”, y empieza la acción. Hay un testigo de algo que ha ocurrido, algo que sin ser nombrado por el momento se deja entrever y nos mete de lleno en el nudo del relato. Musicalmente es un tema de transición que sin embargo cumple su función de servir a la historia principal. Llevamos cinco temas y nos encontramos inmersos en la narración y agasajados por momentos pausados como por otros de ritmos explosivos.

“Oskarbi” supone la confesión de la venganza y un estribillo con entidad, además de varios guiños a las señas de identidad del grupo, a través de dejes guitarrísticos moderados pero efectivos. “Larrua eta iraina” es una bomba, la vuelta a los ritmos trepidantes y a esa guitarra cabalgadora tan característica de Iñigo. Al hilo de esto, los guitarrazos y la espectacularidad de la voz suponen una base aplastante y despliegan por sí solos una energía avasalladora. Hay que destacar por fin la base rítmica tan absolutamente precisa y envolvente en todo el disco. Y es que Joshka Natke en el bajo y Ander Berzosa en los tambores forman una argamasa tan formidable como concisa.

“Marte” es otra pieza sublime llena de contrastes, si bien la belleza de las melodías y voces dobladas destacan sobremanera. Es un tema que da muchísimo juego en directo y que muestra una de las posibles vías que podrían tomar en un futuro. La fuerza de “Zulo bat gehiago” no debería hacernos olvidar que el componente soul reina todo por todo lo alto. Tampoco hay que olvidar los rapeados de Lide en los pre-coros ni las voces nuevamente dobladas. Las guitarras, por si hacía falta recordarlo, siguen siendo poderosas y el bajo añade aún más sentimiento y técnica.

“Ihesaren dantza arrotza” nos sitúa en una frenética huida con un ritmo endiablado y dos minutos y medio realmente gloriosos donde no faltan ritmos negroides y guiños soul de la voz. “Malinche” arrasa en cuanto a potencia guitarrística y gancho en las estrofas y estribillos. “Zure azal” es el descanso con resignación, la vuelta a una temática reflexiva con tintes de derrota en tres minutos emotivos y emocionantes hasta decir basta, con una Lide que canta desde lo más profundo de sus entrañas. Excelso, y de lo mejor del disco.

“Thelma & Louise” es la huida poética y real, un estribillo matador y un temazo absolutamente representativo de la música de Liher. Un hit single en potencia, poderoso y anfetamínico que la sitúa entre los mejores temas del pasado 2020. Es el final épico de una ópera rock en toda regla, del cual no podía faltar el epílogo, outro de esta aventura de casi una hora, con sus subidas, bajadas, sinuosas curvas y múltiples atmósferas: “Hemen herensugeak gaude”, donde podríamos hablar hasta de rock sureño reforzado por la especial energía del grupo. El tema tiene un repetido estribillo en la fase última, donde se repite como reflexión final el no arrepentimiento y la frase: “¿Quién es el preso, el que observa el mal pasivamente, o el que responde?” para concluir con énfasis que “volvería a hacerlo”. No ha lugar para el arrepentimiento. Gran final para un disco que solventa el reto de manera eficiente a la vez que refuerza las señas de identidad defendidas hasta la fecha. Brindemos por que vengan muchos más discos.