Lightning Bolt

Que el deseo nuble a la razón le puede pasar a un fan, pero no a un crítico, y mucho me temo que más de una reseña sobre el nuevo trabajo de Pearl Jam viene motivada por un deseo mayúsculo de encontrarse ante una gran obra de la banda de Seattle, pero ni por asomo. “Lightning Bolt” es un disco normalito y bastante plano, casi rayando lo vulgar, que además muestra de buenas a primeras sus escasos ases dejando una ensalada de descartes tras de si. Un disco que abre con un par de trallazos (correcta “Getaway”, brillante la acelerada “Mind Your Manners”), que empieza a desacelerarse con la sinuosa “My Father’s Son” para caer enseguida en las garras de la típica balada sonrojante (“Sirens”) y no levantar ya el vuelo a fuerza de sonar reiterativo (sirva como ejemplo “Infalible”, con un estribillo escuchado ya miles de veces) y sin demasiada inspiración.
Solo hay que fijarse en la falta de sangre de temas demasiado adultos como “Pendulum”, “Sleeping By Myself” o la peor del lote, “Yellow Moon”, para darse cuenta que Pearl Jam van a seguir viviendo de rentas como antes hicieran Aerosmith, The Rolling Stones o sus amados The Who. ¡Qué bien se lo montaron REM al separarse!