Incubus siguen indagando en la interesante fórmula de “A Crow Left Of The Murder” en su sexto trabajo, “Light Grenades”, grabado de nuevo junto a su inseparable Brendan O’Brien (Pearl Jam, Bob Dylan, Korn). En él revalidan su híbrido post-grunge priorizando el matiz y los medios tiempos.
“Quicksand” abre el disco de un modo inusualmente relajado. Etérea y en la línea de flotación de los Soungarden y los Alice In Chains más atmosféricos, sus dos minutos de aderezo electrónico terminan con un estribillo brit popero y un medido falsete en la tesitura mostrada ya por Brandon Boyd en su anterior largo.
Como en “Morning View” –aunque de un modo aquí aún más evidente- el verdadero pistoletazo de salida no llega hasta el segundo tema, “A Kiss To Send Us Off”, una suerte de versión hard de los Pearl Jam pre-“Yeld “ con aroma a Dredg y a sus queridos Faith No More, cuya influencia vuelve a resultar evidente en no pocos momentos del disco. “Dig”, una balada semi-acústica más cercana al “The Reason” de Hoobastank que a sus propios hits radiofónicos (“I Miss You” o “Drive”), nos hace dudar por unos instantes para acabar convenciéndonos a base de melodía y sencillez; mientras que el primer single “Ana Molly” arranca con una irresistible mandolina para dejar paso a “Love Hurts”, el segundo corte de disco aparentemente diseñado hasta el último detalle para reventar las listas americanas.
Sin ser ésta una novedad en su sonido –el grupo siempre ha tenido un componente claramente comercial, especialmente a partir de “Make Yourself”- sí se aprecia aquí un total desprejuicio y una gran libertad a la hora de abordar canciones netamente mainstream. Éstas conviven, sin embargo, con extraños híbridos ricos en detalles como el díptico “Earth To Bella” o “Pendulous Threads” –con coros hardcore y palmas incluidas- e intrincadas descargas rítmicas como “Rogues” o el corte que da título al disco, ambos deudores –otra vez- del legado de Mike Patton como no lo hacía ninguno de sus temas desde los tiempos de “S.C.I.E.N.C.E.”.
El resultado no sorprende tanto como el experimentado en su anterior trabajo, pero Incubus siguen ofreciendo algo distinto a la mayoría de sus coetáneos. Mezclando sus ingredientes ya habituales –léase rock alternativo y post-grunge- con cierta recuperación de sus raíces funk metal, los norteamericanos siguen defendiendo su propio camino ajenos a (casi) todo cuanto les rodea. Aún a costa de desmarcarse casi por completo de la escena que les vio nacer. Notable.
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