La dylaniana "There Is A Valley" con la que arranca el disco nos sorprende con la guardia baja y sitúa inmediatamente en otro tiempo, con las imágenes viradas a un descolorido tono sepia. ¿Qué parte de culpa tiene la nostalgia del pasado de que las canciones de “Life Is People” suenen así de majestuosas? Ya tenemos comeback del año para este 2012 y curiosamente lo es a costa de situarnos en un pasado que muchos ni siquiera llegamos a conocer y sin embargo añoramos. La historia de Bill Fay no es demasiado distinta a la de su compatriota Nick Drake: ignorado por sus contemporáneos, ocupando un espacio híbrido poco habitado en un tiempo en que lo que partía la pana era el folk-pop de Fairport Convention y la canción protesta made in USA, a Fay lo redescubrió la generación del CD en buena parte gracias al empeño de David Tibet (Current 93). A partir de ahí una atención pública cada vez mayor de la mano de la reedición de sus dos discos clásicos, de la recuperación de maquetas y trabajos que nunca llegaron a ver la luz, y también por la reivindicación constante de Wilco, que vuelven a poner su granito de arena con la participación de Jeff Tweedy en uno de los temas de éste, su verdadero regreso cuarenta años después (“Still Some Light” ya incluía nuevas composiciones, pero grabadas en la intimidad de su casa). Es un mero ardid para un disco que no necesita de ellos, con la emoción contenida, siempre a punto de desbordarse por una voz temblorosa sentada frente al piano y arropado por arreglos orquestales y los músicos con los que registró “Time Of The Last Persecution” en 1971. Dice Tweedy que ningún otro músico ha significado tanto para él en su vida; pues no se te ocurra llevarle la contraria.
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