El único defecto de Will Oldham es que nos tiene tan acostumbrados a la excelencia que resulta casi imposible destacar uno de sus discos por encima de otro. Habría que remontarse unos cuantos años y un puñado de álbumes atrás para poder echarle algo en cara.
Ya sea como Bonnie ‘Prince’ Billy o en cualquiera de sus otros pasatiempos –porque parece que no le cueste apenas esfuerzo nada de lo que hace-, Oldham se erige como uno de los autores más fieles a la estirpe de los grandes autores (Waits, Dylan, Young...) a la vez que redefine las raíces del folk americano a cada paso que da. Grabado junto a Mark Nevers de Lambchop,
“Lie Down In The Light” es un ejemplo más de ese torrente de canciones que parece emanar de su insaciable talento, esta vez en clave de contrario a su antecesor, “The Letting Go” (Drag City, 06): lo que allí era pérdida aquí es cortejo, el ocaso se convierte en amanecer. O mejor: atardecer, en el porche, con el plácido sol derramándose casi en horizontal, cantando baladas pícaras junto a Ahsley Webber (The Organ) o recordando penas pasadas para celebrar que son eso, pasadas. Lo triste es que no podamos decir que este es el mejor trabajo de Bonnie ‘Prince’ Billy ni de Will Oldham. Es simplemente uno más. Pero él es un genio. De los de verdad.
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