Cuenta la leyenda que Liam Gallagher decidió montar un grupo después de asistir a un concierto de sus adorados The Stone Roses en Manchester. Así que, en cierto modo, la publicación de este disco firmado por el ex vocalista de Oasis y John Squire, quien fuera guitarrista (y co-compositor) de los propios The Stone Roses, cerraría un círculo. En realidad, y visto en perspectiva, parecía cuestión de tiempo que ambos artistas confluyesen en torno a un único proyecto (ahora definitivamente asentado en este estreno homónimo), a sabiendas de esa admiración mutua que siempre se han profesado y que, recientemente, sumó otro episodio cuando Squire compartió escenario con el pequeño de los Gallagher en su exitoso retorno a Knebworth.
En cualquier caso, la sinergia derivada de juntar en el estudio a una voz clave para toda una generación y uno de los guitarristas más dotados y personales del Reino Unido, sólo podía derivar en un producto más que aprovechable. Y, tal y como también cabía esperar, el resultado, amparado por las preferencias innegociables de los mancunianos, rechaza cualquier tipo de sorpresa adicional. De este modo, nos brindan una mescolanza equilibrada entre la reconocible voz de Liam Gallagher y el marcado virtuosismo a la guitarra de John Squire. Armas de buen calibre, ambas, que lucen sin reparo ni disimulo como argumentos protagonistas de todas y cada una de las diez piezas que conforman esta obra conjunta.
Unas valiosas peculiaridades puestas al servicio de canciones de indie-pop/rock de clásico aroma British, que vira con frecuencia hacia tintes psicodélicos y, una vez más, apuntan a The Who, The Jam, The Rolling Stones y, por supuesto, The Beatles, al tiempo de reverdecer un puñado de laureles del Britpop. El disco se abre con la apañada “Raise Your Hands”, dando paso al no menos efectivo sencillo “Mars To Liverpool”. Otras destacadas son “You’re Not The Only One”, el que fuera adictivo single adelanto “Just Another Rainbow” –que bien podría haber formado parte del único disco que Squire publicó con The Seahorses, su banda post-Roses–, “Love You Forever” o la blusera “I’m A Wheel”, en una obra que se cierra con el misticismo a lo George Harrison de “Mother Nature’s Song”.
“Liam Gallagher & John Squire” es un decálogo con mayoría de buenas canciones que se disfrutan con una sonrisa, pero que no alcanzan la excelencia que el currículum de los autores podría sugerir. Una colección que, en cualquier caso, resultará satisfactoria para seguidores de uno y otro, así como de aquellos grupos madre con los que hicieron historia. Mientras, las sombras de Noel Gallagher e Ian Brown acechan y prueban que el éxito de unos y otros fue resultado de una química entreverada que ninguno ha sido capaz de volver a focalizar al mismo nivel en cualquiera de sus otros proyectos. Eso incluye discos en solitario de cada uno de los cuatro, Beady Eye, los mencionados The Seahorses y, también, el presente debut.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.