Kaelis

Lia Kali vomita en “Kaelis” todo lo aprendido y trabajado en el imperfecto viaje que es la vida. Un disco de entregas pasionales, definición creativa, expectativas, juegos, ilusiones y decepciones. Un recorrido fuerte e íntimo, junto al granadino Toni Anzis, que aparece en el presente de Júlia para conquistar espacios que le pertenecen y entregar nuevo material que verifique todo ese hype que la ha ido levantando año tras año hasta tocar las estrellas (colaboraciones con Dellafuente y Duki, aparición en el Tiny Desk de Eladio Carrión…).

En el segundo largo de su historia, Júlia se pinta a sí misma quebrando miedos acumulados, superando altibajos, intimando con el arte, acumulando despedidas y alzando por fin el vuelo: “Me alejé de dónde no encajo, construyo mi casa con calma, trato de mimarme las partes que me dolieron aunque falle”. Un disco como una respuesta a la importancia de creer que los sueños si se luchan se pueden hacer realidad. Un lanzamiento que nace con la gran suerte de poder desarrollarse sobre unas bases artísticas ya bastante sólidas y, a la vez, quiere reafirmar la fuerza de la evolución creativa de Lia Kali como proyecto que en la actualidad se expande a golpe de explorar y vivir la música sin límites.

Lo orgánico y lo sintetizado se entienden, la tradición y el futuro se respetan. Y la verdad es que no podía haber encontrado un mejor compañero para este recorrido tan personal que el propio Anzis. Juntos trabajan las guitarras y la inclinación más flamenca para que el alma de Júlia asome la cabeza. Juegan con los géneros y reafirman que la voz de Lia Kali es una de las más poderosas de nuestro presente a la hora de enfrentarse y colarse entre ritmos latinos. A veces vemos a Júlia indefensa y crédula (“Niño”), recurriendo incluso al catalán para abrir el complejo cajón de la historia de su vida al cien por cien y sin capas (“Mai vull oblidar el que em va fer gran. La família sempre va, sempre va al davant). Otras mucho más poderosa y realista contra los golpes que puede colarnos el mundo de un momento a otro (“No creo en los sueños que no se tuercen”).

“Kaelis” elimina demonios, avanza con orgullo y en él todo vale. Desde una base más drill o recurrir al drum’n’bass. A soltar una parte de una sardana, reflejar su influencia jazz o pasar por la bossa nova. Eso sí, lo que está claro es que cada elemento extra hace que el proyecto siempre brille y crezca estupendamente bajo la privilegiada protección de la enorme personalidad de Júlia como artista. “Está siendo bastante mágico el viaje”, narra en una de las notas de voz que estructuran el álbum. Y es que es evidente el tremendo futuro que le espera a Lia Kali por delante, cómo a día de hoy solo logramos ver la raíz de algo cuya naturaleza es conquistar mundo y hacerse gigante. Solo hace falta analizar el gran nivel que hay entre las colaboraciones del disco con figuras como Eladio Carrión o la participación de Symba en “Goddamn!” generando otro avance internacional importante en su universo.

Queda todo por gritar, hay mucha luz y territorios que pisar en un viaje abierto y sin billete de vuelta. Júlia ha entregado mente y corazón con “Kaelis”. Se acabaron los miedos e inseguridades (“No supiste trabajar las cosas que te daban miedo”), a estas alturas ya ha acumulado muchos renaceres creativos y este parece ser por fin el definitivo. Es su momento, tenía que pasar.