Dejad que los ciegos guíen a los que pueden ver, pero no pueden sentir. No, no voy a empezar a dar un sermón, se trata del título del primer trabajo en solitario de Bradford Cox, el carismático líder de Deerhunter.
El disco, que empieza con una pequeña intro en la que un niño cuenta una historia de fantasmas, pronto deja ver sus cartas: guitarras distorsionadas, voces etéreas y capas de electrónica que lo enmarañan todo. “River Card” y “Quarantine” son posiblemente los temas más accesibles del disco. La primera hubiera encajado perfectamente en la banda sonora de “Lost In Translation” y la segunda –uno de los temas más animados- recuerda un poco al Caribou de “Andorra”. También “animada” es “Cold As Ice” –con una base que podría ser perfectamente de El Guincho, aunque con un toque más minimal-, sin embargo en general el disco se mueve por parajes más ambientales y fríos, y incluso en algún momento se desprende del ruidismo para ofrecernos piezas más cercanas al folk de alcoba (“It Rained”) o la electrónica delicada de unos Parker & Lily (“Stained Glass Swan”), ambas en el bonus disc de seis temas que se incluye con el álbum.
Lorako mou, megalourgisses kai bravo sou! Poly oraia aynalssi kai se vathos! San tavros pou eimai me oroskopo partheno, perimeno, perimeno, perimeno ...narthei!! Eleos pia, varethika na perimeno! Sto epomeno arthro sou, grapse ligo perissotera gia ta aisthimatika ton tavron , an ginetai...!I am the godess Diana...pou milissame prin ligo...