Las cosas no volvieron a ser iguales y jamás han vuelto a publicarse directos como el que reproduce este segundo volumen de grabaciones repescadas de Factory. Ahí reside, por tanto, el valor de este documento (que también incluye tomas de Amsterdam y Eidenhoven, y no solamente de París), en su espontaneidad, en su imperfección (“Love Will Tear Us Apart” suena a mil demonios y la parte alemana aún peor) y, por supuesto, en su impresionante repertorio (“Disorder”, “Shadowplay”, “Transmission”, “Dead Souls””…). Un ejemplo de porqué Joy Division siguen siendo leyenda y de que los álbumes en directo actuales ni son directos, ni leches.
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