Entender la vida a base de metáforas es un punto de vista que pocos saben ejecutar a la perfección. Quizás por ello Leonmanso se ha demorado cuatro años en crear nueva poesía musical. Llorenç ‘Llure’ Marquès, el protagonista detrás de este pseudónimo, nos deleitó con “Jardins de brutes basses” (Velomar Records, 2014) y desde entonces la lírica ha bailado entre los impulsos de sus neuronas hasta crear “Escolta com sona es teu pols” (Velomar Records, 2018).
El menorquín ha decidido volver con “Blanc nuclear”, un primer track que hace gala de su sinceridad e inquietudes. “Puedo escribir sobre esperar, pero no puedo decir cuándo, qué, quién, cómo o por qué”, relata en una de sus líneas. La espera culmina con un disco redondo de 10 canciones que quedan lejos de la simplicidad de una voz entonando el catalán como lo saben hacer en Menorca y una fiel compañera de seis cuerdas como protagonistas. La historia que describe en “Una gota d’aigua pura” explica cómo una gota de agua escapa de un triste estanque, y lejos de conformarse con magnitudes mayores de los acuarios y las fuentes encuentra su hogar en las mejillas de una joven y descubriendo que lo importante está en el interior. Quizás la espera le ha servido a Marquès para encontrar por fin un método con el que descubrir al fin su plenitud interior. Quizás ahora se bañe en aguas más grandes, pero no en su objetivo. La experiencia indica que la música –y los músicos- suelen apuntar más a lo segundo. Pero sin duda le ha servido para sacarse de la manga temas tan profundos como este.
El resto de álbum contempla nanas esperanzadoras como “Bona nit”, historias de amor y monstruos como “Míssils” o alegorías antibélicas como “Quatre soldats”. La recta final, por su parte, se presenta como una montaña rusa de emociones. La primera parada es “Cançó d’amor a partir d'una autòpsia”, toda una flecha romántica directa al corazón –nunca mejor dicho- de menos de un minuto de duración. Las lágrimas de emoción se convierten en pena con “Era ahir”, recordando a los que ya no están.
Cuatro años se nos quedan cortos cuando nos damos cuenta de que tras esta historia llena de eclecticismo emocional del compañero de locuras menorquín de figuras como Joan Miquel Oliver llega a su final con dos últimos temas. Un cara a cara con voz femenina invitada en “Vinjolita de foc” y “Escolta com sona es teu pols”, una oportunidad genial para recordar que estamos vivos y podemos disfrutar, aunque sea cada cuatro años, de talentos como el de Leonmanso. Agranda con un disco redondo una escena isleña que día tras día supera cualquier barrera para hacerse oír.
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