Names Of North End Women

Con nombre tan misterioso como su portada llega el primer álbum conjunto entre el reputado compositor norteamericano y el músico y productor barcelonés. La grabación de “Acoustic Dust” (El Segell del Primavera, 15) y después el notable “Electric Trim” (Mute/PIAS, 17), anterior disco de Lee Ranaldo coproducido con Refree, cimentaron una amistad que se plasma musicalmente ahora en un trabajo abiertamente colaborativo en el que ambos se dejan llevar más allá del formato habitual del grupo. Los resultados están a la altura de lo que podría esperarse, y además con gratas sorpresas.

Ranaldo comete la herejía de prescindir en gran parte de la guitarra que viene caracterizando su sonido desde los tiempos gloriosos de Sonic Youth. No es que esto sea una locura, porque el neoyorquino, como sus ex, siempre dejó amplio espacio a la experimentación. Pero en su nuevo trabajo confía en la simbiosis con Refree para llevar a terreno desconocido una serie de composiciones gestadas en el estudio, con una instrumentación alejada del estándar de grupo de rock. No está mal para un tipo con semejante currículum. La propuesta oscila de los experimentos minimalistas al pop ambiental que podrían firmar unos The National o Bon Iver, pero con un carácter distintivo, con sus propias aristas.

En “Alice, Etc.” se plantan las semillas de un disco de texturas acústicas y ambientes espaciosos: marimbas, electrónica fantasmal, samplers, violines, patrones hipnóticos (la huella de Steve Reich es alargada), y la voz de Ranaldo, más protagonista, con generosos pasajes de spoken word. Los ocho cortes exploran una paleta sonora que difumina las barreras entre el folk (“Words Out Of The Haze”), el blues atávico o la world music (“Names Of North End Women”), la cacofonía (“Humps”), el legado inagotable del post-punk (“Light Years Out”) y las melodías más luminosas (“New Brain Trajectory” o la tierna “At The Forks”). Una propuesta pausada y tan intuitiva como cerebral, que se beneficia del buen gusto de ambos artistas por el sonido orgánico, y de su generosa complicidad.