Tras ser diagnosticado de TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), Ari Leff se vio obligado a vivir cargado de ansiedad, miedos irracionales y obsesiones que le llevaron a una terrible depresión. Todo esto le provocó un inevitable aislamiento y una incapacidad a la hora de verse preparado para defender su primer álbum debut tras aquella mixtape de 2018 que fue "I met you when I was 18. (the playlist)". Sin embargo, su popularidad no paraba de crecer y su talento le hizo alcanzar una comunidad de fans impresionante. En abril del pasado año dio por fin un golpe en la mesa para frenar a todos sus monstruos. Decidió explicarle al mundo sus problemas, inseguridades y comunicar que “~how i'm feeling~” estaba de camino. Se acabaron las excusas, había que defender su privilegiada posición en la industria musical actual a lo grande.
Con este primer álbum, Ari ha logrado construir una pieza de pop de fácil consumo, para todos los públicos, radio friendly e imperfecto. Pero también ha sabido dar en el clavo a la hora de resumir en un solo álbum quién es como artista, demostrar que es mucho más que un compositor de diez y que, a pesar de aunar grandes colaboraciones, no necesita a nadie a su lado para brillar. Y es que pocas figuras a día de hoy son capaces de construir pop comercial con tanto gusto como Lauv. Ari tiene una increíble habilidad para generar estribillos pegadizos y unirlos a bases sencillas; atravesar todo tipo de estados anímicos sin parecer falso, llevarte a la pista de baile y hacerte llorar en un mismo tema. Construir letras directas que emocionan, conectar con su generación. Es así como Lauv se ha convertido en una especie de ídolo de la generación Z al estilo de Billie Eilish (salvando las distancias) para los suyos. Una estrella que no tiene ningún miedo a mostrar sus traumas y superarlos frente al público.
Algunos de los mejores momentos de este “~how i'm feeling~” son piezas en las que Lauv se desnuda en solitario y muestra esa fragilidad que le caracteriza. En “Drugs & The Internet” habla de sus problemas con las relaciones virtuales, la ansiedad que le causan las redes sociales y cómo llegó a obsesionarse tremendamente con ellas (“I traded all my friends for drugs and the Internet. Ah shit, am I a winner yet?”). Algo que le llevó a la depresión, de la que hacíamos referencia al inicio de la crítica, y que relata en “Sad Forever”, un tema que escribió a principios del año pasado en pleno proceso de medicación ("I don't want to be sad forever, I don't want to be sad no more. I don't want to wake up and wonder. What the hell am I doing this for. I don't want to be medicated, I don't want to go through that war"). “Lonely Eyes”, por otro lado, es un corte con un sonido algo más épico bajo la producción de The Monsters And The Strangerz (Maroon 5, Selena Gomez, Camila Cabello) en el que Ari explica sus dificultades a la hora de conectar con la sociedad y lo solo que se siente recorriendo todo este camino. Pero si hay un tema que debamos aplaudir del álbum sería sin dudarlo “Modern Loneliness”. Un himno pop generacional sincero del que Lauv habla como una obra completamente terapéutica. El estribillo del tema surgió mientras Ari estaba conduciendo; poco después se metió en el estudio y dio por finalizada la canción en solo una hora de grabación. En ella explica cómo el estilo de vida actual puede llevarte al aislamiento, a no tener amigos de verdad, a no disfrutar de lo que merece la pena y vivir en una continua pose.
Eso sí, que Ari pueda brillar en solitario no quiere decir que las colaboraciones de su álbum debut sean fallidas. Más bien ocurre lo contrario, se convierten en invitados de lujo para tapar los posibles errores que hacen el disco en ocasiones monótono. Dejando a un lado ese tremendo hit que es “i’m so tired…” junto a Troye Sivan (del que habla como un enorme amigo que le ha ayudado a salir de sus crisis existenciales) y ese pegadizo “fuck, i’m lonely” junto a Anne-Marie que levanta el ánimo a cualquiera. Entre las nuevas colaboraciones destacamos una poderosa “Mean It” junto a LANY que en plena mitad del álbum se cuela como una de las joyitas del disco de esas que no olvidas desde la primera escucha. Y, por otro lado, ese “Who” junto a BTS que saca la cara más sensual de Ari y que remata en una divertida “El Tejano”, en la que tontea con los sonidos latinos junto a Sofia Reyes. El mayor peso de la producción del disco se lo llevan, junto al propio Lauv; Jon Bellion (Camila Cabello, Zedd) y Jonathan Simpson (Christina Aguilera). Si nos paramos detenidamente a pensar en el equipo con el que cuenta Lauv para su “~how i'm feeling~” nos encontramos curiosamente con una serie de personalidades que podrían haber jugado en su contra. Colaboradores de discos completamente fallidos de cara a la crítica como “Romance” de Camila o “True Colors” de Zedd. Menos mal que no ha sido el caso y la simplicidad de ese synth-pop tan característico de Lauv ha seguido intacta. Lo que refleja la importancia del artista a la hora dirigir el proyecto.
“~how i'm feeling~” no es una obra maestra, es más bien un disco lleno de imperfecciones y con pocos saltos sonoros que nos sorprendan demasiado a pesar de anunciar a voces que se trataba de un álbum cargado de grandes cambios estilísticos. Puede resultarnos a veces empalagoso, e incluso pierde nuestro interés en ciertas ocasiones. Sin embargo, Lauv sí ha firmado con este debut un proyecto que le consagra como uno de los mejores creadores de pop comercial del momento y, al margen de sus carencias sonoras, también ha conseguido es que entremos en su mundo interior y le conozcamos mucho mejor como persona. Con todos los logros que ha alcanzado Lauv en los últimos años, esta carta de presentación es perfecta para que sus fans sigan creciendo y la industria aplauda su futuro más cercano. Superada la barrera de sus inseguridades como estrella solista, Ari Leff podría comerse el mundo el mundo a una velocidad de vértigo si se lo propusiera.
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