La primera vez que debí prestar atención a la figura de Laura Veirs debe remontarse a 2004 y la publicación de su cuarto disco, "Carbon Glacier". Estaría muy bien decir que desde entonces he seguido atentamente su carrera, pero no sería honesto porque, directamente, no ha sido así. Eso sí, la gafotas de Colorado Springs y yo nos hemos ido encontrando de manera regular cada cierto tiempo, y su carrera siempre me ha resultado interesante y digna de seguir. Algo parecido a lo que sucede con Ani DiFranco. Figuras que aparentemente no tendrían mucho que ver con la música que más escucho – aunque uno escuche casi de todo – pero por las que, por algún motivo inexplicable, siento cierta atracción.
El nuevo disco de Veirs responde al título de "Found Light", y es otro paso en su manera de reescribir el folk y el indie rock. Con colaboraciones de postín como Neko Case, Sam Amidon, Karl Blau o K.D. Lang, y muy buenas canciones. Entre ellas cabría citar las guitarras distorsionadas de “Seaside Haiku”, ese “Time Will Show You” con un trabajo en la mezcla de voces totalmente absorvente, o “Ring Song”, con la artista rebuscando en lo más folkie de su repertorio. Laura se luce, en la composición y en la interpretación, y ni siquiera el exceso de protagonismo que en ocasiones se le da a los sintetizadores – y que suele provocarme urticaria – te hace perder el interés en un disco con sentido, bien pensado y bien ejecutado.
“Da, pero no entregues demasiado de ti misma” dice Veirs en una de sus canciones, y no parece precisamente cumplir con el ejemplo cuando poco después apunta que “he aprendido mucho del dolor”. Y es que es este otro disco de divorcio a sumar a la ya larga lista de álbumes de ese género. Es su duodécimo trabajo, y se ha abierto en canal. En sus letras y en su música. La siguen calificando como folk, aunque el fuzz de las guitarras de “Winter Widows” nos muestre queLaura Veirs es mucho más que eso.
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