Latidos cósmicos

Fieles a su cita anual, Las Ruinas continúan imparables en su objetivo de hacer diez discos en diez años, afrontando el tramo final con otra buena colección de canciones encargadas de dar vida a este “Latidos cósmicos”. Su fórmula para bascular con gran acierto entre el punk y el pop se ha vuelto reconocible con el paso del tiempo. Una balanza perfectamente equilibrada en su más inmediato predecesor, “100% Maximum Heavy Pop” (16), pero que esta vez el trío barcelonés deshace sacando a relucir todo su arsenal pop.

“Latidos cósmicos” es un disco que sigue explorando los senderos de su habitual imaginería costumbrista. Encontramos canciones con temática social como el fogonazo “No hay dinero” o “Subcontratas culturales”, dedicada a los trabajadores de los museos. Otro de los cambios más patentes en comparación a otras entregas radica en el tono, menos derrotista que de costumbre. La idea de cambio como algo positivo se vuelve un tema presente a lo largo de todo el álbum como demuestran canciones como “Cambiar”, “Cerca del sol” o “Final Feliz”, las dos primeras con una gran influencia noventera y con efectivos riffs, al igual que ocurre en estupenda “Lo estoy haciendo bien”. También hay tiempo para dibujar una pequeña sonrisa en el oyente con temas claramente pop como “Foodtruck” o “Viva la resolución” (“Todos los días serán un viernes con amigos, una peli buena y una tienda de discos”), para el amor en “Un ramo de besos” o para historias marinas con “El rey merluza”, una temática en la que ya se habían sumergido por ejemplo en “Disco de auto ayuda para mutantes” (12) con “El navegante” o “Atlántida”

A Edu Chirinos y compañía parece que las canciones se les caen de los bolsillos. Su facilidad para hacer himnos divertidos y andarse sin rodeos es realmente envidiable, y “Latidos cósmicos” no es para nada una excepción, si no todo lo contrario, la constatación, una vez más, de que Las Ruinas son uno de los grandes grupos de pop de serie B del escena indie estatal.