False Lankum

Lankum es una banda irlandesa que presenta "False Lankum", su tercer disco bajo ese nombre, al que podríamos calificar como folk siniestro, combinando folk tradicional con un expresionismo sonoro oscuro y angustioso, que suena a algo así como si mezcláramos a Faiport Convention de Sandy Denny y Richard Thompson con Nick Cave & The Bad Seeds, pero solo con instrumentos acústicos y tradicionales.

La banda consta de los hermanos Ian y Daragh Lynch, Cormac MacDiarmada y la cantante Radie Peat, y lleva haciendo música desde comienzos del siglo XXI, primero bajo el nombre de Lynched y luego como Lankum, aunque fue su fichaje por Rough Trade el que les dio visibilidad, con discos como “Between The Earth And Sky” y “The Livelong Day” enseñando a una banda de singular intensidad, capaz de traducir canciones antiguas de forma innovadora y original a la vez. Es evidente que, a pesar de ello, esta banda es realmente devota de la fuente original, algo que les ha llevado hasta este “False Lankum”, su mejor trabajo hasta la fecha, donde no diluyen el horror gótico de muchas de esas letras de cientos de años sino que se sumergen en ellas de forma totalmente inmersiva, ampliando esos terrores en vez de diluirlos.

Recuerdo que una vez una profesora me dijo que había pocas cosas más terribles que las versiones originales de los cuentos que todos conocemos, pero que tras años de versiones infantilizadas llegábamos a las versiones “light” de Disney. Parece que Lankum han querido hacer honor a las terribles historias de las canciones folk, buscando la música más apropiada para ellas y vaya si lo han conseguido. “False Lankum” es un disco que fascina y hiela la sangre a la vez.

No hay mejor ejemplo que el inicio del álbum, "Go Dig My Grave", con la voz solitaria de Radie Peat cantando el título de la canción "voy a cavar mi tumba". Su voz suena sin acompañamiento durante un minuto hasta que una única nota repetida varias veces nos anuncia el funeral. Todo va subiendo en intensidad y en terror, con la inclusión de más instrumentos y voces. Es angustioso y bello al mismo tiempo, un desgarrador canto fúnebre.

Cuando suena la canción tradicional instrumental "Master Crowley", no te dan ganas de ponerte a danzar con una jarra de cerveza en la mano sino de ponerte a cubierto, suena a advertencia. Pero no todo es oscuro en el disco, "Newcastle" comienza sobre una bruma que hiela la sangre pero cuando entra la guitarra acústica y la poderosa voz de Peat, suenan al respiro y la belleza de encontrar un claro en un bosque tenebroso. La voz de Lynch complementa a la perfección a Peat. Es una verdadera preciosidad y uno de los grandes momentos del disco.

La segunda fuga nos vuelve a meter de lleno en los terrores del bosque, hasta que otra dulce guitarra acústica viene a nuestro rescate, se trata de "Netta Perseus", una de las dos canciones originales del disco, aunque totalmente entroncada en la tradición folk. Lynch y Peat vuelven a cantar al unísono pero hay algo en sus voces que nos indica que no todo va bien, algo que se confirma cuando cantan ese "pero no me atrevo a mirar a esos ojos" y la canción se transforma en una especie de pesadilla industrial con instrumentos folk, angustiosa y agobiante.

"The New York Trader" es como si a The Pogues les cambias el whisky por Prozac y rituales satánicos. "Lord Abore And Mary Flynn" es el último respiro del disco, cantada a la perfección por Lynch, con Peat uniéndose en maravillosas armonías, hasta en un momento tan arrebatador como este en el fondo hay algo amenazador, como no podía ser de otra forma en una canción que acaba con un envenenamiento...

La última fuga nos conduce a la mañana del lunes de "On A Monday Morning" que suena a canto funerario por Lord Abore, aunque no sea sino la resaca más infernal del alcohólico arrepentido. Y luego cierran con "The Turn", el segundo original del disco, una epopeya de más de doce minutos que comienza como los Pink Floyd más calmados y da su primera vuelta cuando cantan lo que parece el resumen del disco: "Date la vuelta, encontraremos días mejores. Quemados hasta los cimientos, lamentos, es la única manera en que haremos un sonido". Claro que eso no nos prepara para la despedida, más de cuatro minutos de terror sonoro y pesadillesco.

Es el final de un disco que supone el culmen de Lankum y su personal visión de la música folk irlandesa como un lugar oscuro y terrorífico del que también puede surgir la más devastadora belleza.