El éxito de las de Brighton viene gestándose desde hace tiempo en su elemento, el escenario, entre pogos frenéticos y litros de sudor. Y también con un EP de 2023 (“You´re Welcome”) que anticipaba lo que encontramos en este debut largo, menos de media hora que casi no da respiro. Si Iggy Pop te da el visto bueno, es que algo bueno tienes entre manos.
Viendo la kilométrica gira que tienen por delante (llena de sold outs), el punk asilvestrado -con las etiquetas post, rock o grunge que quieran- sigue conectando. Se trata de defender los dos o tres acordes con la mala leche que precisa el género y algo indefinible que se tiene o no se tiene. Es lo que ellas hacen con la ayuda técnica de Daniel Fox (Gilla Band) y Seth Manchester (Battles, Model/Actriz), que capturan su energía incontenible.
El guarreo guitarrero del single “Big Dick Energy” -con su letra sardónica contra los fantasmas que presumen de tamaño- remite al lado más cavernícola de Amyl, o incluso a pioneras como Bikini Kill. Estos tres minutos de cabreo vaginal encapsulan de lo que van Lambrini Girls, que se alejan de la sofisticación propuesta por otras bandas salidas de aquella bonita (y muy pija, por cierto) localidad costera. Aquí se reparte precisamente contra la imposible realidad económica del país y otras realidades incómodas, pero siempre desde una óptica festiva y vitalista.
El dúo es un poco la contrapartida cavernícola de sus compatriotas finas, Wet Leg. "Bad Apple” pone en evidencia a los Idles más experimentales. Y si es cierto que en la base de “Company Culture” musicalmente se aproximan a la fórmula patentada por sus compatriotas, la letra contra la cultura corporativa viene muy a cuento, y en su final se transforman casi en unas Babes in Toyland.
La tónica de todo el álbum es ésa: poner al día con gracia, vigor y mordiente el eterno cabreo rockero, como en los estribillos de “No Homo” y la apocalíptica “Special Different”, las estrofas y el final de “Nothing Tastes As Good As It Feels” o la abrasiva “Love”. “Cuntology 101” cierra con el acierto rítmico y toques de electrónica primitiva a lo Le Tigre, por cierto.
Las diatribas airadas y satíricas de Phoebe Lunny son el componente esencial de la receta. Es sólo rock (punk), sí, pero ¿quién puede resistirse? No hay nada como unas guitarras distorsionadas y tres acordes para desafiar las desgracias del mundo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.