La crisis sanitaria sigue marcando irremediablemente los discos de este 2022. Lágrimas De Sangre echa la vista atrás para hacer repaso a estos dos últimos años, tal y como señalan en el título de su nuevo trabajo, “Armónico desorden”. Una vez más, un crisol de estilos a lo largo del que dejan empapar su hip hop de todo tipo de aires, desde rock hasta ritmos latinos pasando por el reggae, el rap metal o el punk. Lo dejan patente desde la apertura, “Pan de lembas” (todo un guiño a “El señor de los anillos”), donde pasan del reggae rapeado al rock kalimotxero sin ponerse ni colorados. Un himno a la amistad y a las viejas batallitas de barrio, al igual que “Volver”. Lágrimas De Sangre se ponen contestatarios en “¿Quién manda?”, una pieza en la que el sonido se endurece y vira hacia sonidos más pesados para repasar el lamentable panorama político de este país. Vuelven las buenas vibraciones en la buenrollera “Canción para ti”, dispuesta a calmar una ansiedad que parece estar a la orden del día.
Las colaboraciones llegan de la mano de Chalart58 en la pegadiza y desenfadada “Bomba de fum”, a la que sigue la latina “Del chill”. El auge de la ultraderecha queda patente en “Huele”, un inspirado repaso a todo lo que “huele a facha”. “La ruina (skit)” supone un divertido relato de una seguidora del grupo que fue a un concierto de la banda tras comerse un pastel de maría. Cuentan con la ayuda de El Pony Pisador (otro gran guiño a la obra de Tolkien) para “Auge y caída de Tonet Tramuntana”, la de Sharif para la sentida “Perdimos”, y la de Falsalarma en “Faro sin luz”. Pero es que hasta se atreven con la bossa nova en la reflexiva “Sin destino concreto”, y con los aires surferos en “Serenata”. Nuevas declaraciones de principios en “Somos nosotros (vidas y milagros)”, antes de despedirse con la última colaboración de Vito (David Rebollo) en el reggae de “Casa grande”.
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