La Vida

Todo lo que ha rodeado a Mus desde la aparición de “Zuna Ep” diez años ha, parecía rodeado de una fragilidad que hacía imposible aventurar cuál sería su siguiente paso o, en realidad, si ese paso llegaría alguna vez a darse.

Esta sensación se ha incrementado en los últimos tiempos, cuando supimos que el dúo partía peras con Acuarela, su discográfica de toda la vida, y parecía volcado en actividades extramusicales como la programación de películas dentro del Festival de Cine de Gijón. Por eso la súbita aparición de “La vida” ha supuesto una agradable sorpresa, casi mayúscula, tras los tres años que han pasado desde “Divina lluz”. Una sorpresa que se ha hecho aún mayor cuando comprobamos el golpe de efecto que Gayo y Vacas dan a su carrera, alejándose de ciertas premisas que ya considerábamos marca de fábrica: adiós al concepto político-social que alimentó sus dos discos previos y renuncia a esa economización de medios que cada vez más fue convirtiendo sus canciones en hermosos (y sombríos) esqueletos. En “La vida” el piano es sustituido por algún que otro sinte, el ritmo vuelve a cobrar protagonismo y el resultado viene a ser un compendio amable de su carrera, que va del ambient pop de “Una sábana al viento” -remite a los tiempos de “Fai”- al minimalismo acústico de “Una estación xelada”, a la altura de sus grandes temas. La impresión final es que Mus ya no estremecen y que, sin embargo, este disperso “La vida” -aún un par de pasos por detrás de sus mejores trabajos- destacará sin demasiados problemas entre lo mejor de la producción nacional de 2007. Cuestión de clase.