Pese a su juventud, uno tiene la sensación de que "Desorden" se ha hecho esperar. El primer álbum de La Plata recoge en media hora un momento vital en el que hay desencanto, abandono y vacío, pero también la determinación -y a su vez la incertidumbre- de quien lo tiene todo por hacer. El nervio de "Un atasco", la primeriza canción que Diego Escriche colgó en Youtube cuando ni siquiera existía el grupo, se extendió luego al EP del mismo nombre, con tres canciones (además de la titular, "La luz" y "Esta ciudad") que aparecen de nuevo en este trabajo de estribillos fulgurantes, fracasos y sombras en la noche.
Ellos lo llaman pop triste acelerado, entre la new wave y una actitud punk que deja un reguero de frases cargadas de negación (“No hay futuro en esta emoción”, concluyen en "Tu cama") y un sonido que tiende a la combustión inmediata ("Incendio", "Miedo"), entre líneas sinuosas, estructuras quebradas y una urgencia que solamente se toma un respiro en "Me voy", una suerte de medio tiempo en el que los teclados atmosféricos ganan protagonismo, rompiendo la dinámica general para acabar como uno de los aciertos más claros dentro de este estimulante disco que quizá hubiese demandado algún otro momento de pausa, aunque el aquí y ahora de la banda valenciana tenga en el vértigo su razón de ser.
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