La nube rosa
DiscosBersuit Vergarabat

La nube rosa

7 / 10
Alan Queipo — 29-08-2016
Empresa — Sony Music
Género — Mestizaje

“Seguimos buscando el equilibrio perdido, seguimos buscando la medida justa, la exacta medida de todas las cosas para sobrevivir”, cantan los argentinos Bersuit Vergarabat en la reivindicativa “Aquí estamos” con la que abren su decimotercer disco; el tercero tras la salida de su carismático líder (y casi logotipo), Gustavo “El Pelado” Cordera, y primero sin su histórico guitarrista Óscar Righi.

Visto así puede parecer que hablamos de un grupo desguazado y deslavazado, que va perdiendo pilares por el camino y se sigue agarrando a los heroicos supervivientes que persisten en sacar a flote a una de las bandas más importantes de las últimas tres décadas de rock latinoamericano. ¿Puede una banda histórica sobreponerse a la salida de dos de sus símbolos? ¿Sigue siendo Bersuit Vergarabat eso, Bersuit Vergarabat? ¿Quién tiene la patria potestad de un proyecto con unas marcas de agua tan concretas?

Lo cierto es que el combo argento ha conseguido sobreponerse a la fatídica pérdida de dos de sus componentes-insignia a través del mismo equilibrio al que aluden en la canción de apertura, y gracias a algo que parecía casi perdido en sus dos anteriores placas (“La revuelta” y “El baile interior”): canciones que puedan volver a ser himnos, que no desentonen entre los clásicos, que sean igual de celebradas que los hits históricos.

Así se percibe “La nube rosa”, un disco producido por ellos mismos (concretamente por su bajista, Pepe Céspedes) y en el que destaca especialmente el peso compositivo de Alberto “Tito” Verenzuela (el otro de los guitarristas históricos de la banda) y la presencia cada vez mayor de su nuevo frontman (Daniel Suárez) como símbolo de esta nueva era.

Y aunque haya canciones que no calen demasiado hondo como el vallenato pop ligero (“Agradezco”) o con esa sobredosis de azúcar y romanticismo (“Corazonada”), La Bersuit nos conquista cuando vuelve a ponernos nerviosos con un ska-rock de frenopático (“Cárcel, hospital o muerte”), con la cumbia-rock tanto reivindicativa (“Aquí estamos”) como contemplativa (“La nube rosa”), con el medio tiempo rockpopero para radio-fórmulas (“Por si pasa”, “La máquina de impedir” o “Que hable de vos”), con la balada rocksteady (“Cómo decirte”), inventándose una especie de tango-punk (“El Taparrollos”), recuperando un descarte antiguo para cantar contra la política armamentística americana (“No vengan”) o buscando una alternativa candombera a la histórica “Murguita del sur” (“Apunado”).

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