Los granadinos se quitan la espina de un anterior y poco reseñable disco, y tras tres años de silencio vuelven a conseguir que este que firma se estremezca.
Pasar el flamenco por su personal tamiz químico es un acto de valentía y una prueba del buen gusto de una banda que ha entregado algunas de las mejores piezas a lo largo de su historia. Vale, Lagartija Nick pusieron su granito de arena antes que ellos, en cuanto a mezcla se refiere, pero ya lo hicieron antes Smash o Triana, por no hablar de “La leyenda del tiempo” de Camarón. Tientos, Soleares o Fandangos son la excusa para que se repitan canciones de la magnitud de “Santos que yo te pinte”. “Si estaba loco por ti” arranca una vez más lágrimas. J recoge y lanza la melodía de la voz como en sus mejores tiempos, las guitarras se clavan, limpiamente, dolorosamente, acongoja la perfección de una de las mejores canciones firmadas por la orquesta química. “Reunión en la cumbre” se sale de este ejercicio de estilo, es el tema más pop, la canción que tomarán los fans como un nuevo himno generacional. Impresionante. “Ya no me asomo a la reja” envenena con la maestría de los maestros artesanos en convertir un acorde de guitarra distorsionada en toda una canción. “Alegrías del incendio” les traslada años atrás, firmando otro de los pilares pop del disco. Y por si fuera poco, Morente (sí, también estuvo en “Omega”). Morente acaba de reventar cualquier suspicacia posible hacia este trabajo, el disco más maduro de unos Los Planetas que junto al cantaor y en homenaje al desaparecido Sideral consiguen en “Tendrá que haber un camino” dejar sin réplica posible y sin respiración casi a un servidor. Sin palabras.
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